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Neomierda.

Cero credibilidad.

Dream On


Hace dos noches, tuve un sueño.

Raro en mí, pues hace meses que no soñaba nada. Sólo dormía, descansaba adecuadamente y me levantaba tan tranquilo, sin recordar lo que había soñado. Y no me molesta, hacía mucho tiempo que no soñaba algo, meses, tal vez.

Pero lo de antenoche se me grabó en el cerebro... Fué, -al menos para mí- un sueño dulce, que me trajo un buen sabor de boca (aclaro que para mi lo fue, puesto que cuando lo lean, -si deseasen hacerlo- y caigan en la cuenta de lo que trata, se preguntaran si estoy loco, mal de la cabeza, trepanado... pero no, desde ahora les digo que no.)

Decía... Me dejó buen sabor de boca y se me grabó el cerebro, por las sensaciones que me dejó al despertar. Desperté con una sonrisa, con un sentimiento bello, de simple y llana felicidad, con una sonrisa y un aliento asqueroso.

Jamas me había sentido así... nunca. Soñé todo como una pelicula, con diálogos, llanto y sentimientos mios y agenos, fué impactante, estuvo verdaderamente cabrón, fué un sueño tan vívido que poco faltó para que creyera que era realidad. Recuerdo cada detalle de ese sueño. Cada palabra y gesto. Entonces decidi escribirlo aquí.

Lo que soñe, fue:

Mi muerte. Así de simple.

No fué una muerte rápida, en un accidente; tampoco fué una trifulca en donde saliera yo chingado, ya sea por arma de fuego o por arma blanca; ni me mató un desastre natural, ni hubo una catástrofe mundial para soñar que moría heroicamente en alguna guerra sin sentido, o que moría por el ser amado al sacrificar mi vida por la de ella... no, fue un sueño egoísta, tranquilo, aburrido y a dos colores.

Fué cancer.

El cancer fue lo que me mató. Y me mató relativamente rápido... en 2 meses nada más... pero me estoy adelantando... Empiezo por el principio.

Comenzó el sueño en una clínica, estaba sentado frente al escritorio del doctor, mientras él miraba unas placas y algunos análisis. Recuerdo no estar pensando en nada. Solamente a la expectativa, esperando a que el doctor se dirigiera a mi; para que me dijera de que trataba todo aquello. Todo ese escrutinio y esas muecas poco convencidas.

Al fin, el galeno voltea hacia donde me encuentro sentado, me mira desencajado, siento que algo no anda bien, la adrenalina corre por mi espalda como un ejercito de hormigas que marchan en grupo una atrás de la otra, de vuelta al nido. El doctor se sienta, suspira profundamente, su mirada entre compasiva y triste. -Va a darme malas noticias-dije para mis adentros-

--Me temo... que son malas noticias-- espetó, tranquilo.
--¿Que es lo que tengo, doctor? ¿De que se trata?-- pregunté sin desesperarme, esperando el chingazo y nada más. No se por qué hize dos preguntas a la vez.
--Tienes cancer. Muy avanzado, se encuentra en todo tu cuerpo. Y se acentúa en tu hígado, Lo siento.-- Su voz bajaba un tono, casi murmuraba--. No hay mucho que hacer.
--¿Cuanto tiempo tengo?-- pregunté de nuevo, esta vez mirándolo fijamente, con la vana esperanza de que se tratara de una cifra alta.
-- Según mis calculos --miraba al vacío-- 2 meses máximo, con quimioterapia y radioterapia serían...

No supe más. Derrepente estaba en mi coche, manejando con dirección a mi casa. Estaba absorto en mis pensamientos y manejaba sin conentración, me encontraba en piloto automático, en cruise control, pero llegué sano y salvo a mi casa. A comunicar las malas nuevas.

Recuerdo a mi madre llorar desconsolada, su hijo, carne de su carne, sangre de su sangre, al que dió a luz, el que crió con cariño y mano dura, su cómplice, su fuente de canas verdes, su orgullo, su razón para vivir, su hijo, su danielito , iva a morir primero que ella.

--No es justo.-- decía en cada oportunidad en que el llanto amargo la dejaba tomar aire--. No es justo que una madre entierre a su hijo, no así.

No pude decirle nada. No sabía que decirle. El dolor de una madre es una cosa que pocos y nadie pueden entender. Jamás en mi vida vi llorar a mi madre tan amargamente. Y probablemente, nunca lo volvería a hacer.

Lo único que alcanzé a decirle -toda mi capacidad cerebral en ella- fueron 5 palabras: --No llores, mamá. Ya pasará.-- Y luego me marché.

Luego entré a mi cuarto, estaba obscuro. Sin encender ninguna luz, me quité los tenis, me recosté y me quedé dormido.

El sueño me llevó a la tarde del día suguiente, o alguna tarde, no lo sé con certeza., solo sé que en ese momento yo tomaba el telefono, y llamaba a todos mis amigos, y los citaba en un lugar.

--Necesito que vengas, tengo algo muy importante que decirte-- les decía, sin dar oportunidad a que dijeran algo, luego, dicho eso, colgaba en el acto.

Al parecer, la gravedad del tono que usé al llamarlos fue el adecuado, pues momentos despues, llegaban uno a uno mis amigos a la cita.

Los primeros en llegar, fueron marcos y carlos, llegaron casi al mismo tiempo, carlos llegó con rosella, marcos llegó solo. Estaban desconcertados, podía verse en sus caras. Después llegaron dulce y rosa. Serias las dos. Por ultimo llegaron christian y david.

Se sentaron.

Les agradecí su precensia y el hecho de que hayan llegado en tan poco tiempo. Y después, inhalé profundamente y les di la noticia. Así, como venía, sin rodeos.

Les dije que tenía cancer y que iva a morir en 2 meses. Marcos se levantó a abrazarme. Carlos, por la impresión supongo, soltó a Rosella para pararse mientras se llevaba las manos a la cabeza. Rosa y Dulce se quedaron impertérritas en su lugar, a mi ver, enmudecidas por el calibre de la noticia. Christian se levantó al escuchar la noticia y golpeó una pared. David permanecía sentado, meneando la cabeza, sin saber que hacer o que decir.

Prendí un cigarro, les dije que no se preocuparan, que todo estaba bien, que no pasaba nada. Les decía que ya me tocaba y que no había nada que hacer. Por último les dije que debíamos disfrutar estos dos meses de lo lindo. Mis últimos dos meses.

El cigarro se terminó. Lo aplasté contra un cenicero, y me levanté.

Despues, uno por uno les abrazé, un abrazo honesto que decía 'te quiero' cuando lo dabas.

Momentos después se marcharon, tristes obviamente. Y yo subí a dormir.

El sueño continúa conmigo levantándome al día siguiente, sintiéndome mejor. Había llorado bastante la noche anterior, de impotencia y de furia, de reclamar el por que a mí, desesperanza y desesperación reinaron esa noche. Al terminar, caí rendido y me dormí. Sintiendome mejor.

Había aceptado, no sin trabajo, que iva a morir. Y no me daba miedo morir, pues a todos nos llega el momento. Me daba miedo no aprovechar cada uno de los dias que me quedaban. Automáticamente dejé de preocuparme por cosas que, de haber estado sano, hubieran representado un lastre gigantesco, una tremenda carga inmanejable. Que pude bajar, gracias a la apremiante necesidad de vivir que provocaba mi enfermedad. Fui capaz de dejar que todo lo que no imporaba atrás... Y también, con todo el dolor de mi corazón, (fue la descición más dificil que tuve que tomar) tuve que darme por vencido en seguir esperando a la maravillosa mujer que adoro... me tuve hacer a la idea de que aunque tuviera oportunidad, no iva a vivir para verla... ni modo. Asi me tocó.

Dejé la escuela, me bañaba con música, cada desayuno, comida y cena, eran deliciosisimas, no importaba lo que fueran, tacos, un plato de cereal o alta cocina, todo sabía a gloria. Los cigarros sabían mejor (irónicamente, fumaba más al enterarme de mi enfermedad, pues eran dos meses de vida nada más, ¿que importaba ya?), y la compañía de mis amigos y familia -que jamás me dejaron un sólo momento-, fue lo mejor que pude pedir...

Se pasaron los 2 meses rapidísimo, como un suspiro, como un latido, como una caricia o un beso. No duraron nada. Y en menos de lo que dices "Centro Medico de Especialidades" ya estaba yo en el hospital, encamado. Pálido y feliz. Feliz, sobretodo; felicidad completa, esa que muchos buscan durante mucho tiempo. Que algunos encuentran ya en el invierno de sus vidas, en el ocaso de su existencia, o que no la encuentran jamás.

Tubos y máquinas por todos lados, suero intravenoso, clima horrible, peor comida, un hospital y yo con una bata blanca que destapaba mi trasero, hubiera dado mi mano derecha por unos calzones o unos boxers. Ah, y con cancer.

Mi familia estuvo todo el tiempo conmigo, y mis amigos siempre estaban en el sanatorio, si no estaba uno llegaba otro, nunca me sentí tan querido, tan feliz.

Y como no hay fecha que no se cumpla y plazo que no se venza, me llegó el día. En ese momento, en la habitación, estaban mi madre, mi abuelo y Marcos.

Se hacía dificil respirar, sentía como si cada vez entrara menos aire a mis pulmones, respiraba más profundamente cada vez. Estaba tranquilo y feliz. Luego, tomé aire, y con un mi último aliento, dije mis últimas palabras... -No las pienso escribir aquí, pues aunque estoy compartiendo todo esto, pienso que debo guardar algo para mi...-
dicho eso, cerré los ojos... Todo había terminado.

Tan-Tan.

Después el sueño continua, las cosas se movían de una forma extraña, como flotando. cuando quería moverme, no podía, sentía como si mi cuerpo estuviera hecho de chicle o de humo... no estaba moviendome como quisiera, no me movía normalmente.

Solamente me sentía empujado por el aire... como una pluma... Lo que pude ver... fue... al doctor dando fe de mi fallecimiento... y que me llevaban a otro lugar para preparame para el velorio.

Y justamente en la parte morbosa del sueño, donde uno ve las reacciones de los seres queridos, disparados por la muerte de uno... cuando estuve a punto de entrar a la capilla donde me velaban... para ver que pedo...

desperté.

Y bueno, eso fué todo el sueño a grandes rasgos. Desperté feliz... pueden darse cuenta, por lo que escribí aquí, el por qué.

Fue un sueño lindo, aunque un poco macabro... jejejeje

En fin...

Victa iacet Virtus
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