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Neomierda.

Cero credibilidad.

Please Enjoy/Mi más sentido pésame.


Hasta ayer me sentía bien, agusto, distinto... me sentía de vacaciones: donde el desayuno 'temprano' es a las doce treinta; donde el café, el jugo, el pan, y la comida en general te sabe diferente, pues te la comes más lento por estar de vacaciones; donde despiertas bien pinche tarde pero descansado, por que dormiste bien rico tus doce horas de rigor; donde las tan sobadas 'responsabilidades' valen pura verga, pues ya cumpliste con todo y estas de vacaciones; donde las salidas con los compas, los cigarros que te fumas, los pistos que te tomas (y las cocacolas), la música que oyes, la gasolina que usas, el tiempo que pierdes, la vida que gastas... todo está bien, en orden, no pasa nada ¿Por que? por que estás de vacaciones.

Todo eso, repito, lo sentía en mi corazón hasta ayer, por que hoy... oh, hoy fue una historia completamente diferente. Y apenas son las diez de la mañana, no chingues.

Resulta que ayer en la noche se va la luz nada más en la parte de arriba de mi casa. Así que en la planta alta andaban todos a oscuras, mi hermana tuvo que venir al baño de abajo a secarse el pelo, luego de tardarse más del o debido en el baño, pues se fue la luz mientras se bañaba. Mi abuelo se tuvo que levantar de su cama para ver que onda con la luz, y bajó a moverle a los breakers (o fusibles) de la planta alta, pero estos ya no servían.

Yo, en cambio, al ver esto, simplemente me subí emocionadote, pensando en leer un libro a la luz de una de mis tantas velas, como lo hiciera Newton o Galileo; pero llegando a mis apocentos chingué a mi madre: tanto mi despertador como el estéreo estaban prendidos, ergo, tenía luz en mi cuarto (resulta que mi cuarto esta conectado al fusible de planta baja jojojo). Y entonces dije: ¡Hágase la luz! y la luz se hizo, y alumbró todo cuanto abarcaba el cuarto de Daniel nada más... ja.

Fue entonces cuando decidieron llamar al electricista a primera hora para que viniera a arreglar todo aquello. Y a mi me parecía bien, fue entonces cuando mi Sacrosanta Madre me dijo que pusiéramos en despertador en mi cuarto, para que sonara en la mañna y se pudieran levantar a la hora.

Eso la neta está bien, ¿a mi que chingados el despertador? no me afecta; puede pasar un huracán por mi casa con una estampida de animales estilo jumanji, unos cabrones tirando balazos, unos elefantes rosas (que son los más ruidosos) y montando sobre ellos, unos trabajadores de la construcción con sus taladros neumáticos; unos changos aulladores y unas gatas en celo; un tren y el grito de pavor de la llorona; puede caerse mi casa o suceder el apocalipsis. Pero si no estoy despierto no lo voy a ver... y si con eso no me voy a despertar... menos con una pinche alarmita de reloj.

Como sea, el chiste es que no solamente iban a poner el reloj, también iban a despertarme para llevar a mi hermana temprano a la escuela... fue ahí, en ese momento, fue cuando pensé algo parecido a "Ya, aquí, aquí valieron verga mis vacaciones; no más levantarse tarde, no más desayunar al mediodía, no más 'buenas tardes' en vez de 'buenos días', no más descanso, no más "Feliz Navidad", aquí se terminó, finito, kaput... hoy la llevo a la escuela, mañana también y al rato es "ve al super y compra blabblablabla", "ve a traer no se que chingadera a no se donde" y ¡Zácate! se terminaron tus vacaciones pendejo, vete haciendo a la idea: Sanseacabó.

Quise llorar, pero como soy bien HOMBRE me aguanté, simplemente contesté con voz grave, seria, aguardientosa, voz de barítono bien HOMBRE: "Si madre, lo que usted diga" y me fui a mi cuarto a rumiar el dolor de mis vacaciones moribundas después de apenas dos días. Snif.

Y así, rumiando mi dolor, y después de dos horas completas en duermevela, pude conciliar el maldito sueño de una vez, pensando que todo aquello era simplemente una de tantas películas mentales que mi imaginación se encarga de empalmar con la realidad en los momentos menos oportunos.

Pero no. Hoy a las siete de la mañana me levanté para llevar a la chonte de mi hermana a su estúpida escuela que antes era mi estúpida escuela y que ya no es más mi estúpida escuela por que ahora estudio LDG o Kinder Avanzado en otra estúpida escuela. Y ahi te voy, en pijama, chamarra, tenis, gorrito y lente oscuro a llevar a la mocosa a donde debo y a comprarle unos cigarros a mi Madre, por que ah, no tenía ya nada que fumar y de los míos no fuma por que son "de albañil".

Llego a mi casa, le doy los cigarros a mi jefita y me acuesto. Momentos después llega y me sale con un rollo de que se me olvidó llevar no sé que cosa a no sé donde y ahora tengo que ir a pagar no sé que... no le puse atención la neta, estaba demasiado disgustado y dormido como para andar trucha a cada cosa que ocurre.

Luego, después de no cuatro, ni tres, ni dos, sino ¡UNA! pinche hora, me despierta mi jefa y me dice que ya me levante por que va a venir el tipo de la electricidá a arreglar todo lo de los fusibles y pues yo lo tengo que atender por que ella se va a la estúpida escuela de mi hermana a entrevistarse con un estúpido profesor para ahblar sobre algún tema de actualidad y que les atañe de inmediato; además tengo que ir a pagar lo que me dijo que tenía que ir a pagar hace rato (¿?), tengo que aspirar la casa, lavar los platos, guardarlos, y planchar una docena de ropa... y que ya baje a desayunar y me bañe por que tengo muchas cosas que hacer. Se despidió y se fué.

Bueno.

Me lavé la cara, los dientes y bajé a desayunar. Llego muy campante a la cocina, abro el refrigerador, y al abrirlo, de adentro salen unas polillas muertas de frio de tan pinche vacío que está aquello.

Abro el cajón de las carnes frías y salen más polillas. Hago el inventario: No hay jamón, no hay salchichas, no hay tocino, no hay carnes frías. Checo y tampoco hay huevos, ni pan, ni mayonesa, ni mostaza, ni catsup...

Pero hay leche. Saco el galón y me sirvo el equivalente a un shot de leche, y me lo tomo. Busco jugo, no hay. Busco mantequilla, no hay. Busco café para una taza ya de jodido, pero ¡NO HAY CAFE! ¡HAY CREMA, PERO NO CAFE! ¡No hay azucar tampoco! momento. ¡Hay cereal! ¡pero no hay leche! ¡con jugo! ¡no hay jugo! ¡Mierda!

Apunto estaba yo de copiarle a Kathy Kaboom y hacer explotar mi casa, pero alcanzé a controlarme y mejor me fui de la cocina y me senté en la sala, luego me acordé que hoy es quincena y tenemos que ir a comprar las cosas al supermercado y me tranquilizé. Además, debo permanecer ecuánime para cuando el fulano de la luz venga, nadie queremos que cuando llegue el tipo encuentre el cantón hecho un montón de escombros ¿verdad?

Entonces mejor vine a escribir todo esto aquí. Y mientras lo hacía mi jefa ya llegó, el tipo de la luz todavía no, no he desayunado, no me he bañado, y he escuchado mi playlist de tres rolas ya incontables veces.

Viéndolo del lado amable, al menos ya leí la primera tanda de los deportes en la mañana y me dispongo a tirar mi cague matinal con su respectivo cigarrín y el periódico de hoy; encontré un chicle para distraer el hambre un rato (hasta que sea hora de comer, snif), y hoy comienza la liguilla. No todo está tan culero.

De todas formas. Un minuto de silencio por la muerte de mis vacaciones.

Gracias.
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