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Neomierda.

Cero credibilidad.

Futbol es la palabra.

Hoy en la escuela, durante un breve descanso entre clase y clase, me reuní como siempre con los amiguis. Como siempre también, hubo mucho cigarro, agua y plática simpaticona, que abarca desde chistes malos, cagues chingones o pendejotes, hasta futbol nacional, internacional, y la planeación y armamento de los equipos del futbolvirtual. Todo chingón.

La charla futbolera es una de las cosas que mas me gustan. Sobretodo si es con gente entendida en el tema, con gente que sabe, como mis amigos Isaac, Joao Gilberto y Pedro. Es digno mencionar que, Gil, Pedro y yo merito, somos, actualmente, representantes vitalicios de los clubes que marcan la pauta en este inicio de torneo: Cruz Azul, Toluca y Atlas, respectivamente. Y solíamos ser, los tres, lavolpistas recalcitrantes y agradecidos.

Pienso que no existe una experiencia más grande, y enriquecedora que ir al estadio: es una lección de fidelidad, tezón, orgullo, y pundonor. Existen muy pocas películas, libros, o eventos, que igualen el dramatismo, la emoción, o la explosión que siginifica un buen partido de futbol.

Es más: si nos ponemos a pensar, es durante un partido de futbol -de la seleccion nacional sobretodo- donde se ve a muchos hombres manifestar sus sentimientos con claridad y limpieza. Se les puede ver reír, celebrar eufóricos y grandiosos como titanes, o completamente sumidos en el llanto, el berrinche y la resginación, como niños chiquitos.

No hay reclamo más fuerte que el de una falta no marcada, de un fuera de juego mal señalado, de una amonestación rigorista, o de un gol anulado. No existe un grito mas atronador, que el de la hinchada cuando se marca un gol. El gol: ese momento indescriptible de increíble poder catártico o apabullante zozobra, según las circunstancias.

En el futbol existen diferentes papeles a seguir: el delantero que ofende, el zaguero que defiende, y el volante que hace las dos cosas o ninguna; también está el árbitro que casi nunca es protagonista y se lleva casi siempre las rayadas de madre.

Asimismo, en situaciones de la vida, todos hemos tenido que adoptar una posición y hacerla valer, tenemos roles. Unas veces nos toca ofender, otras veces defender, otras las dos cosas, algunas no hacer nada y a veces, hasta llevarnos la mentada de madre.

En este juego siempre hay -y habrá- polémica, errores mínimos y garrafales, falta de comunicación, malentendidos, peleas, discusiones, desobediencia, apasionamiento, traiciones, revanchas, júbilo, euforia y alegría incluso; es lo que le pone sazón, le da realismo, lo humaniza y le da vida.

En la vida no se diga. Nos topamos con ello todos los días: ¿Cuantas veces no hemos caído en las suaves redes de la pasión por alguien o algo? ¿Cuantas veces no nos hemos enfrascado en una discusión graciosa o hiriente? ¿Cuantas veces no hemos sentido el júbilo de una victoria personal, o el yugo aplastante de una derrota? ¿En cuantas ocasiones no hemos probado las mieles de una victoria total, o la hiel de una derrota humillante? De nuevo: futbol es la palabra.

Estoy casi seguro que se puede saber mucho de la persona por el equipo de futbol que apoya.
Por ejemplo:

Si hincha por Atlas, está lleno de esperanza, no se sorprende con facilidad, es fiel, cauteloso y de un realismo rayano en el pesimismo, de celebración completa y blindaje grueso contra la frustración, aunque a veces cae en la ingenuidad; si es del Toluca, no se conforma ni se convence, esta acostumbrado a estar en la cúspide, se basa en los hechos, es pragmático, leal y se quita la camiseta a la menor provocación; si es de los Santos, es cholo, va al estadio en camiseta de panadero (wifebeater) le gusta tomar cerveza corona, es brutalmente honesto y a veces maldito; si le va a las chivas es nacionalista fanático y recalcitrante, ardido, con delirios de grandeza y puto; si le va a Querétaro, es fiel, leal, víctima de la burla y el escarnio público, y comprador cumpulsivo de veladoras para el estadio; si es del Cruz Azul, es noble, digno y orgulloso, pero puede caer en la prepotencia y el egocentrismo si mete gol el chelito delgado; si le va al américa, es uno de tantos, siempre que come toma coca-cola, mama al "cuau" y tiende a ser gandalla... etcétera etcétera.

En fin... creo que el punto de todo esto es decir que el futbol un juego sencillo, pero que conlleva hartos sentimientos y sensaciones. Es el escape perfecto cada fin de semana, es una hermandad constante, es un mismo sentimiento, un mismo grito, un mismo latido, y el espejo perfecto nuestra vida, actual y pasada. Al menos en mi opinión.
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