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Neomierda.

Cero credibilidad.

Intensa captura.

Pues bien, hoy, como cada semestre, fui a inscribirme a la H Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (que ya no presume de estar "entre las 4 mejores del país", ahora, simplemente es "Una de las mejores del país"), a renovar mi contrato semestral para el periodo Febrero - Junio 2006.

A diferencia del semestre pasado, este semestre no me acosté temprano la noche anterior, de hecho, vino el Marcos y aqui se estuvo hasta pasadas las dos de la mañana. Yo feliz. Tragamos sopa maruchan, tomamos Big Toronja, y nos cagamos de la risa por todas las pendejadas que estabamos diciendo... me desvío, disculpen.

Marquencio se fue alrededor de las dos, dos y media de la mañana y subí a acostarme, antes de hacerlo, tomé dos litros de agua (para que las ganas de mear me despertaran, como a los indios [falta de respeto gratuita]), puse la alarma del teléfono, del reloj que habla y de mi despertador, con diez minutos de diferencia cada uno y me dormí.

Como estaba planeado, la primer alarma atronadora de mi celular sonó a las cinco aeme con el sonido de una sirena (de patrulla no de Ariel). Desperté, me levanté y la apagué. Luego me recosté de nuevo. Diez minutos después el gallo del reloj me estaba despertando y me levanté. Apagué la tercer alarma, por que ya no era necesaria.

Caminé al baño, saqué los dos litros de agua, me rasqué la nalga izquierda vigorosamente, bostezé como Leon en el Serengueti africano y prendí el radio del baño, luego la regadera.

En el radio sonaba Yuridia, como ya me tiene hasta la madre su canción, le cambié y le puse en Orbita, ruda estación local donde ponen puro rock en inglés y en español. En ese momento no había música, estaba el locutor Jesús Ochoa entablando la siguiente conversación:

Locutor: -¿Bueno?
Pendeja: -¿Si bueno?
Locutor: -¡Buenos días amiga! ¿Que canción quieres programar?
Pendeja: -Eeeeesteeee, quiero que me pongas una canción de VicoC...
Locutor: -¿Perdón? ¿Vicoqué?
Pendeja: -Vicosí, Vico-C
Locutor: -No amiga, no tenemos de eso aquí...
Pendeja: -Bueno, ps entonces ponme una de ¡Tropicalísimo Apache! ¿si?
Locutor: -No, tampoco la tenemos... estás hablando a Orbita 106.7
Pendeja: -Bueno ya sé pon la de "Soledad" de quiensabequienchingados
Locutor: -Amiga, ¿sabes que estas hablando a Orbita? aquí no ponemos esa música, ¿por que no piensas en otra? por ejemplo... Maná. ¿No te gusta Maná?
Pendeja: -No...
Locutor: -Bueno.. que tal que te ponemos... "Luz de Día" de los Enanitos Verdes
Pendeja: -Si si, pon "destapa el champán" de ellos.
Locutor: -¿Luz de Día?
Pendeja: -Si si, "destapa el champán"
Locutor: -Bueno, ponemos esa entonces, que tengas buen día.
Pendeja: -Si, gracias *click
Locutor: -Vamos gente, despierten-sé. Estamos en Orbita.

Mientras se daba esta conversación, estaba cagado de la risa. De hecho, casi me resbalo con el jabón por andar riéndome sin fijar en donde piso. Tropicalísimo Apache... no mames. Jajaja chale.

Una vez limpio, me vestí y bajé a prepararme una deliciosa taza de cafe descafeinado (no había con cafeína) y me la bebí, luego subí por mi teléfono, el Ipod y lo necesario para sobrevivir un ratote de fila. Eran las seis. Mi madre me llamó para darme la bendición, me la dió, y luego me fui a lavar el hocico.

En eso llegó mi escolta y nos fuimos a inscribir. Seis menos diez. Me puse mi chamarra, y sentí algo en la bolsa; lo tomé. Era una cajetilla de Marlboro rojos con sus cerillos. Era como si Dios hubiera dicho: "Daniel, ¿no tienes que fumar?, yo te tiro paro, mirad en vuestro bolsillo hijo mío" y ¡zácate! hubiera aparecido unos cigarros quiensabededonde. ¡Un milagro! ¡Pepe Grillo, soy un niño de verdad!

Bueno, el caso es que me subí a la camioneta con mi compa el Aldo y nos largamos raudos y veloces al gimnasio universitario a inscribirnos.

Llegamos al gimnasio a las seis treinta. Por primera vez desde que soy estudiante de IADA, encontramos estacionamiento y sin que ningún pinche parquero extorsionador nos cobrara veinte putos pesos por estacionar. Como los odio.

Nos bajamos. Entramos. Todo estaba hecho un desmadre.

Los de ICSA estaban capturando calificaciones también. Los de ICSA son un chingo, no se de donde salen tantos. Pero ya estaban capturando. En cambio, la gente de IADA no había llegado, era todo ello un viva la pepa increíble.

Llegamos buscando las listas de materias para armar el horario. No se encontraban por ningún lado; la mayoría de los estudiantes de Gráfico estaban empacados en un solo sector del gimnasio sin saber que hacer, otros, simplemente se paseaban nerviosos como ratas atarantadas en busca de que se abriera el cielo y saliera un haz de luz reverberante y qye una atronadora voz divina que les dijera que hacer.

Perdidos en la contemplación de aquél espectáculo, se nos fueron como cuarenta valiosísimos minutos que pudimos haber ocupado en preguntar que hacer, chale.

Entonces pregunté a un compa que me encontré por ahí, en ese momento me dijo que había que apuntarse en una lista para que nos atendieran como fueran llegando. El lunes (cuando fui a ver cuando y a que hora inscibirme), nos dijeron que era por promedios. Como siempre, mandaron todo a la chingada. Nos apuntamos. Me tocó el 52. No mames.

Nos sentamos y esperamos. Casi toda la cofradía de gráfico se encontraba ahí, faltaban por supuesto algunas personas, pero la mayoría ya estaba donde debía. En eso se moviliza la gente hacia abajo y empieza a agolparse y apretujarse. Como buen borrego que soy también fui, pero sin andarme encimando; no quiero que me anden torteando las nalgas sin mi previa autorización.

Resulta que habían pasado, así como así, dos horas ya; eran ocho treinta, y la captura de horarios estaba empezando. Mi compa y yo todavía no hacíamos el horario y el tiempo corría... nos comenzamos a desesperar y a mentar madres en voz alta. Pero nadie nos escuchó, snif.

En eso, veo que en la pared atrás de nosotros están pegando unas hojas con los horarios de las clases. Mientras todo el mundo alegaba a lo pendejo, me escabullí como pude y llegué, pero no traía pluma ni papel, pfff. Pero Aldo si traía. Hizo su horario, se la quebró poniendo los códigos y los grupos y ya al último -y como tenemos casi las mismas clases el y yo- ya nada más copié todo. El primer paso estaba dado.

En eso llegó Rocío y se acopló con nosotros, no se a que iba, pues su promedio estaba dos mileécimas abajo del que estaban capturando (de 9.0 a 10, ella tenia 8.98, sí, así son de mamones.) pero de todas formas ahí estaba.

Nos fuimos a sentar y esperar nuestro turno.

Estuvimos fumando, platicando, "echándonos un lavadero" como diría el Kanedo, mientras llegaba el momento de bajar a capturar. Y así nos mantuvimos más o menos una hora, platicando, fumando, saludando conocidos que -pobrecitos- apenas iban llegando, fumando más, et cétera.

Hasta que vimos como Aldo se bajaba de un brinco de donde estaba sentado y salir corriendo como si tuviera diarrea violenta. Rocío y un servidor hicimos cara de "¿que pedo con este guey?", nos reímos tantillo y continuamos fumando muy agusto.

En eso, Aldo empieza a gritar como histérico que ya nos tocaba, y ps los que brincaron como si tuvieran diarrea ahora fuimos nosotros.

Bajamos, nos pidieron nuestros nombres, los dimos y bajamos a que nos aprobaran el horario, lo cual no se tardó nada en mi caso, por que uno de los profes que estaba aprobando horarios me conocía y me llamo personalmente. Ya saben, uno que es influyente no hace fila... pfff jajaja.

Ya, el profe firmó el horario, lo cual quiere decir "aprobado, listo para que te la rajes trabajando, your ass is mine" y pasamos a hacer fila a capturar en el sistema todas las materias que habíamos escogido cuidadosamente. Aquí fue donde hize el mayor tiempo de fila que fue un estimado de cuatro canciones... más o menos veinte minutos.

Me pasaron y ahí empezé a ponerme nervioso. Llegué con el hombre del mostrador con mi culo a cuatro manos, tenía miedo que lo que escogí, ya estuviera (s)atur(r)ado y no tuviera chanze de tomar todas las materias que necesito tomar. Pero todo pasó sin contratiempos, por segundo semestre consecutivo, mi horario pasa limpiecito, sin problema alguno: captura lista horario libre pasa a la siguiente ventanilla por tu cajita feliz (Omaigod!).

Me mandaron a otro módulo para recibir la tira de materias. Llegué y en chinga una tipa me preguntó mi matrícula, la dí y me formé. Cinco minutos después ya tenia mi super copia de la tira de materias y el talonario para pagar. Cuando dijeron mi nombre para pasar, y llegué me preguntó la mujer: "¿Eres Daniel blabblala de la carrera blablala?" -contesté afirmativamente, fue entonces cuando la tipa me dijo: "Oh, tienes beca, ten tu tira de materias". Me hinché como un pavoreal por el orgullo. Y no es para menos. El costo total de mi educación es de 32 varos... puta, ¡sale más caro ponerle gas al carro!.

Subí entonces a la sucursal de Banorte que está convenientemente situada en el gimnasio. Pagué la feria y me dieron mi hoja verde de que pagué y la tira de materias sellada. Listo. Alumno de IADA por cuarta vez.

Al Aldo le pasó lo mismo, todo bien. A Rocío la regresaron: su matrícula tenía candado por que su promedio no correspondía a los promedios que estaban capturando en ese momento. Andele, por tranza.

Terminados mis asuntos ahí, salí del inmueble ("Ladies and Gentlemen, Daniel has left the building!") y, como ya es mi tradición, encendí un cigarro y lo fumaba satisfecho, pues acababa de lograr -por segundo año consecutivo- algo que es poco menos que una hazaña: Un horario sin trabas.

Me marché con mi escolta Aldo y nos fuimos a tragar burros. Olvidé mi tira de materias ahí (OMAIFAKINGOD!!!) y no me dí cuenta hasta que tuve que volver a salir de la casa para ir al banco: no estaba la tira por ningun lado.

Hize memoria, y antes de llegar al banco, fui a los burros a preguntar y hurgar en la basura, por suerte, una de las mujeres que hacen las tortillas, al estar barriendo, reconoció el papelucho y lo guardó para cuando el dueño regresara, en este caso, yo merengues. Le estaré eternamente agradecido.

Cerca la bala.

Una vez recuperado el papel y con la adrenalina baja, subí a mi auto y prendí un cigarro, me largué al banco escuchando a John Frusciante, fumando feliz y tranquilo por el buen resultado.

Y buéh, el lunes escuela de nuevo. ¡Pinches vacaciones se pasaron en chinga! snif.

Chido!
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