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Neomierda.

Cero credibilidad.

Ready 2 rumble!

Esta tarde, al llegar a mi cantón (que es el de ustedes) después de un arduo día de estudio en la escuela (no cierto) me encuentro que una tía que quiero mucho ha venido de visita. Es hermana de mi señor Abuelo, y la única persona en la faz de la tierra que puede hacerme cosquillas contra mi voluntad. Pero de eso no se trata el post, es nada más parte de él, como una introducción o que se yo...

Bueno, el chiste esque estaba platicando con mi madre muy animadamente. Yo llegué directamente a comer, pues me doblaba del hambre. Al terminar, me tomé el agua restante de mi vaso, me tramité un café y me senté a charlar con mi tía y mi madre.

La perra no dejaba de joder, ladraba en medio de la plática, interrumpiendo su curso, cosa que mi madre no tolera en lo más mínimo, causando que me mandara a sacarla a que meara o cagara para que se callara de una buena vez.

Pues bien, me levanté de mi silla y llamé a la perrilla diciéndole: "Nina, ven a que te saque". En chinga dejo de andar chingando la borrega y se paró enfrente de la puerta del jardín, en lo que le quitaba el seguro.

En eso, la perra alcanzó a ver al otro perro de los vecinos: una perrilla french poodle que nunca deja de ladrar y que me cae en los huevos bien cabron. Nina se soltó ladrando.

Como no quiero pedos, me esperé a que se fuera la perrilla culera de los vecinos. Cuando la perdí de vista, abrí la puerta del jardín y la pinche Nina salió hecha la chingada tras ella. Obviamente, la perseguí.

Iba a madres mi perra, no mames, yo creo hizo cinco segundos en rodear toda la malla del jardín y doblar la esquina de mi casa. Ya lo dije: iba como pedo de indio, a madre.

Cuando doblé la esquina, solamente alcanzé a ver como Nina tackelaba a la otra perrilla y se trenzaba a putazos... ahí mero empezó la pinche preocupación.

Pensé que la otra perrilla le iba a partir su madre a la Nina, pues está un poco más grande que ella, tiene menos pelo, entonces es más difícil de agarrar; además se veía mas brava y emputada. La neta pensaba que si la iban a rajar la madre a mi pobre perra. De hecho, ya estaba yo pensando algo como: "Tss, pinche Nina ya la cargó el payaso".

Pero oh sorpresa que la pinche greñuda huevona de mi perra le parte su madre a la otra cabrona. Las dos se dieron el encontronazo junto a la banqueta. Primero, Nina tackleó a la otra; como fue un ataque sorpresa, la otra perrilla no supo como reaccionar y trató de quitársela de encima a base de mordidas en las orejas.

Más ágil y nada pendeja, la Nina le mordió el cuello y se aferró por un momento, luego la dejó ir; entonces la otra perrilla se le avalanzó. Nina la esperó, chocaron y en el golpe, aquella alcanzó a morderle los bigotes a Nina, pero mi perra se safó rápido y le mordió de nuevo el cuello.

La otra pinche perrilla retrocedió pidiendo esquina, pero Nina es demasiado cabrona como para permitir eso; fue tras ella y la mordió en las patas traseras. La otra perrilla ya no veía lo duro sino lo tupido y trataba de safarse de los embates mortales de mi perra, pero todo era inútil.

Llegó entonces el golpe final: Nina le propinó una severa mordida en el hocico a la otra, atrapándola entre sus fauces. La otra perra chillaba como desesperada, hasta que Nina la soltó, entonces su enemigui se fue corriendo hasta su casa, tratando de escapar, pero Nina la perseguía y le mordía la cola, dejándole un recuerdito.

Siguieron en la persecución unos segundos más, hasta que la otra perrilla se dió por vencida y se hizo bola en la esquina de su casa, rindiéndose en ese momento; ya no aguantaba más castigo. Pero Nina quería seguir repartienzo putazos hasta matar a su enemiga.

Ahí fue cuando las separé, agarrando a Nina de la cola, jalándola hacia mí y cargándola; temblaba por la furia y la adrenalina de la pelea y seguía gruñiendo.

En tanto, el dueño de la otra perra nada más alcanzó a decir una de sus ya acostumbradas pendejadas: "Ya se traían ganas ¿no? je je je", a lo que le espeté algo como: "Simon, por eso no las separé. Ora' vaya y agarre su perro, viejo; ahi 'ta hecho bola, frente a la puerta de su casa".

Agarré pues a la Nina y me fui caminando a mi cantón.

Abrí la puerta y bajé a la perra, seguía bien encabronada y se puso a caminar de derecha a izquierda como león enjaulado; se cansó, y dándose cuenta que había ganado su primer bronca callejera, llegó muy cuca ella a echarse unos tragos de agua y chingarse unas croquetas... pero no duro mucho. Se acercó a mi luego con los bigotes mojados de agua. Vi su hocico, y asqueado, le tuve que quitar un chingo de pelos grisas que le había arrancado a mordidas a su contrincante. Luego de hacer eso, ahora sí pudo chingarse sus croquetas.

the contender
Tan educada que se ve con su moñito, ja.



Pinche perra, salió más cabrona que bonita... la quiero mucho, snif.

Chido!
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