Anoche soñé contigo.
Fue algo horrible, de verdad.
Te voy a pedir de la manera más atenta y buen pedo, que nunca, nunca lo vuelvas a hacer; sal de mis sueños, de verdad, suficiente tengo con verte en mi vida normal, para que encima invadas también mi espacio onírico.
En la vida diaria no me molesta verte, de hecho, lo celebro. Me gusta verte, cruzar dos tres palabras contigo, ver tu cabello brillar bajo el sol, admirar tu bella sonrisa, alcanzar a ver las pecas de tu nariz y oler un poco de tu perfume cuando te acercas - o me acerco - y nos saludamos; pero tampoco te confundas: mis sueños son míos, y míos nada más. No te quiero ahí incluso cuando descanso.
Creo que estoy en todo mi derecho de exigir que mi privacidad mental mientras duermo sea respetada ¿no lo crees tú? yo respeto tus sueños, tu respeta los míos. Te apuesto a que nunca en tu vida has tenido un sueño que tenga que ver conmigo, o incluso en donde haga un cameo insignificante ¿verdad que no? ja, ahuevo que no.
¿Acaso es mucho pedir? Esque mira, por ejemplo anoche: Me sentí muy incómodo en el momento que apareciste, justo cuando estaba por meter el gol del gane en un partido del mundial con la selección. Con el número seis en mi espalda, Andrés Guardado me dió un pase perfecto que rematé de bolea, el balón tomó efecto y estaba apunto de incustrarse en el ángulo derecho del arco que trataba de proteger -fútilmente- Germán Lux... y cuando metí el gol, sonó el pitazo que lo marcaba y corrí a la banca para festejar... ahí estabas. Tu prescencia hizo que todo se hiciera polvo y a mi se me olvidara jugar fútbol como Ronaldihno lo hace.
Ah, de verdad, esque no mamar, ya desde hace tiempo te lo había pedido, ¿recuerdas? Desde aquella vez, cuando me interrumpiste en medio de aquella megaproducción onírica en technicolor (¡technicolor chingado!) que eran distintos sueños todos empacados en uno mismo. Estaba saboreando aquella paleta de limón - tan real, que casi me comía la almoada - y fumaba un cigarro, mientras platicaba con Jackson Pollock, un león de melena negra, y Ricardo Lavolpe sobre futbol, o mujeres... o las dos cosas.
Neta, entiéndelo de una vez: Si, me gustas, me encantas, y daría lo que fuera por estar contigo. No puedo negarlo. Eres el remanso y el faro de mi isla cuando estoy despierto y me caga no poder estar a tu lado cuando es lo que más deseo. Estoy consiente de ello. Es por eso que en lo último que pienso cuando doy el último suspiro del día y me imprimen el boleto para irme, es en tí; lo último que busco cuando me voy a dormir es encontrarme contigo, escondida tras bambalinas, vestida con una botarga de pollo feliz, saliendo de un falso plafón del techo, o de abajo de la tierra.
Me caga. Comprende que no me gusta tener que enfrentar el hecho de que si te puedo tener en mis sueños, y en la vida real no. ¿No puedes ir a embrujar los sueños de tu novio y dejarme descansar de ello al menos unas horas al día? ¿Es muy difícil?
Espero no te ofendas, de todas formas sabes que siempre espero verte, y busco nuestro encuentro... cuando estoy despierto.
Te voy a pedir de la manera más atenta y buen pedo, que nunca, nunca lo vuelvas a hacer; sal de mis sueños, de verdad, suficiente tengo con verte en mi vida normal, para que encima invadas también mi espacio onírico.
En la vida diaria no me molesta verte, de hecho, lo celebro. Me gusta verte, cruzar dos tres palabras contigo, ver tu cabello brillar bajo el sol, admirar tu bella sonrisa, alcanzar a ver las pecas de tu nariz y oler un poco de tu perfume cuando te acercas - o me acerco - y nos saludamos; pero tampoco te confundas: mis sueños son míos, y míos nada más. No te quiero ahí incluso cuando descanso.
Creo que estoy en todo mi derecho de exigir que mi privacidad mental mientras duermo sea respetada ¿no lo crees tú? yo respeto tus sueños, tu respeta los míos. Te apuesto a que nunca en tu vida has tenido un sueño que tenga que ver conmigo, o incluso en donde haga un cameo insignificante ¿verdad que no? ja, ahuevo que no.
¿Acaso es mucho pedir? Esque mira, por ejemplo anoche: Me sentí muy incómodo en el momento que apareciste, justo cuando estaba por meter el gol del gane en un partido del mundial con la selección. Con el número seis en mi espalda, Andrés Guardado me dió un pase perfecto que rematé de bolea, el balón tomó efecto y estaba apunto de incustrarse en el ángulo derecho del arco que trataba de proteger -fútilmente- Germán Lux... y cuando metí el gol, sonó el pitazo que lo marcaba y corrí a la banca para festejar... ahí estabas. Tu prescencia hizo que todo se hiciera polvo y a mi se me olvidara jugar fútbol como Ronaldihno lo hace.
Ah, de verdad, esque no mamar, ya desde hace tiempo te lo había pedido, ¿recuerdas? Desde aquella vez, cuando me interrumpiste en medio de aquella megaproducción onírica en technicolor (¡technicolor chingado!) que eran distintos sueños todos empacados en uno mismo. Estaba saboreando aquella paleta de limón - tan real, que casi me comía la almoada - y fumaba un cigarro, mientras platicaba con Jackson Pollock, un león de melena negra, y Ricardo Lavolpe sobre futbol, o mujeres... o las dos cosas.
Neta, entiéndelo de una vez: Si, me gustas, me encantas, y daría lo que fuera por estar contigo. No puedo negarlo. Eres el remanso y el faro de mi isla cuando estoy despierto y me caga no poder estar a tu lado cuando es lo que más deseo. Estoy consiente de ello. Es por eso que en lo último que pienso cuando doy el último suspiro del día y me imprimen el boleto para irme, es en tí; lo último que busco cuando me voy a dormir es encontrarme contigo, escondida tras bambalinas, vestida con una botarga de pollo feliz, saliendo de un falso plafón del techo, o de abajo de la tierra.
Me caga. Comprende que no me gusta tener que enfrentar el hecho de que si te puedo tener en mis sueños, y en la vida real no. ¿No puedes ir a embrujar los sueños de tu novio y dejarme descansar de ello al menos unas horas al día? ¿Es muy difícil?
Espero no te ofendas, de todas formas sabes que siempre espero verte, y busco nuestro encuentro... cuando estoy despierto.