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Neomierda.

Cero credibilidad.

Febrero 13 Volumen 1

Quince días.

Hace ya quince días que no escribo nada aquí. Fue una especie de descanso, o falta de ganas para sentarme a garrapatear idioteces en este lupanar. No lo sé y me da lo mismo. El chiste esque aquí estoy de nuevo, tundiendo teclas, escribiendo esta broma de post, sin saber -por falta de memoria o lucidez- a ciencia cierta, que escribir.

Puede ser que por la fecha, sospechen que este es el ya tradicional post de "sanvalentínesunapopó" que vengo haciendo desde el año pasado. Pero no lo es, al menos éste no es un post para quejarme. Simplemente deseaba dejar clarito el porqué de mi falta de... ganas de escribir. Por si a alguno de ustedes le interesa; sé que no, lo hago de todas formas. Me gusta hacer excusas idiotas y justificarme de distintas maneras. Hace que me sienta mejor.

Simplemente me sentía ajeno a todo esto de bloguearla. Estas pasadas dos semanas nisiquiera me acerqué a la computadora. Estoy harto de pasar mis tardes sentado aquí enfrente, leyendo deportes, berrinches, azotes, argumentos elevados y contundentes, o simples pendejadas en otros blogs; harto también estaba de estar sentado aquí haciendo la tarea que mis maestros de la carrera de "Kinder Avanzado" tienen a bien dejarme.

Ergo, estaba -estoy- harto de la computadora: no puedo pasar más de una hora sentado frente a ella. Me cansa. Me asquea. Por el mismo cansancio, escribir aquí me era extraño, como si nunca lo hubiera hecho, como si no tuviera ya más de dos años haciendo lo mismo cada que me da la gana: venir a escribir.

A raíz de esto, decidí que, al menos por un buen tiempo, no me sentaría aquí por más de una hora. Y lo cumplí. En ese lapso, he leído (y terminado) tres libros. He pisteado rico y fumado más, he dividido mi tiempo entre jugar Zelda, hacer trabajos para la escuela (los cuales, extrañamente, no tienen absolutamente nada que ver con la computadora) y pasarla con los amigos. He llegado al extremo, incluso, de salir a correr por las tardes, aprovechando la hora en la cual voy a dejar al ballet a mi carnala y la recojo.

No, no es broma: tengo una vida. Y buena.

Aún así, los vicios arraigados no mueren fácil, y aquí estoy de nuevo, sentado frente a la pantalla, con veinte minutos libres para escribir esto, escuchando el ruidito que causan mis dedos al teclear. Sacando de mi mente eventos para plasmarlos aquí. Ya había olvidado como, pero lo recuperé.

Guarever. Con esto de lado, me ocupo en lo que hago aquí: escribir pendejadas.

Para empezar, podría decir que no ha pasado nada significante en estos quince días, gran mentira. Pues durante este tiempo, he recuperado cosas que tenía perdidas sabe la verga donde, y que así como así, recuperé de golpe:

He vuelto a saber lo que es un buen libro, que te tenga agarrado de las bolas, y que no te suelte hasta que acabas con él y te deje con hambre de más. Que te entristezca cerrar y ponerlo en el anaquel de los leídos. Esos libros que sabes leerás una y otra ves, para revivir en cada ocación su magia. Es una sensación verdaderamente placentera y muy rara, que contadas veces tiene lugar, y que encontré gracias a que un buen amigo de la escuela me prestó un libro tan cabrón, que no se donde estuvo toda mi vida. El título es "Fierce People", y no, no creo que hayan escuchado de el.

De la misma forma, he vuelto a saborear un trago de Jack Daniels. El mejor licor de este planeta, le pese a quien le pese. No hay nada mejor. Gracias a eventos recientes (tomar Jack en una fiesta), ya tengo otro objetivo, otra cosa más para la cual ahorrar y ser feliz cuando la obtenga: una botella de Jack.

Como diría el pinche negro -el mismo camarada que me prestó el libro- cuando hablamos de pistear:

'Ah, quiero pistear.'
'Ps arre por unas birrias puto.'
'Nel, quiero pistear Jack Daniels.'
'¿Tomas Jack Daniels cabrón?'
'A huevo, pinche negro.'
'Tsss, bourbon-drinkin' motherfucker.'
'Ja.'

Sonó muy mamón eso. Es más gracioso si lo escuchan.

También recuperé el gusto por el sano entretenimiento de los videojuegos gracias al Zelda. Que mi compa el Chivo, me hizo el favor de rolar. El Zelda Wind Waker era un juego al que le tenía cierto recelo y que me negué a comprar en su momento por el estilo que manejaba (Link parece chica superpoderosa). Craso error. Olvidé que un gran juego no se mide por los gráficos, los cinema display o el control adecuado, sino por la diversión y el reto que significa. Desde que lo empezé ahora me tiene atrapado y me cuesta trabajo dejarlo... aunque no lo juego desde ayer. Pinche escuela.

Y por último, he podido recordar lo que se siente tener una plática larga y tendida sobre los más diversos temas con alguien a quien quieres y que no ves hace mucho tiempo. Extrañaba eso. Me hacía falta. Ya lo tuvé. Lo repetiré.

Bueno no se me ocurre nada más.


*******************

En otras cosas mas importantes: Nació Rosella Fernanda, hija de mi hermano Carlos y mi cuñis Rosella, y la cosa más hermosa que he visto jamás, llego por fin a este mundo y a nuestras vidas ayer en la tarde.

Rosellita es una bebé gorda, rosada, inquieta, despierta, de ojos grandes y bien abiertos, de pelo chino y que saca la lengua. Una hermosa y sana bebé de tres kilos trescientos gramos y de poco más de treinta centímetros de altura.

La ví en el cunero cuando tenía como media hora de vida y he quedado prendado: Me fallaron las rodillas y me quedé sin habla. Raro en mi, pues por fortuna o por desgracia, siempre tengo algo que decir. No esta vez. Ella me desarmó. Solamente pude decir 'Salúd' cuando vi que estornudó.

Rosella no es sólo una bebé preciosa. Es una razón más para sonreír, para despertertarse, para desvelarse, para emocionarse, para reír, llorar, soñar y alegrarse; es también una razón para seguir viviendo y salir adelante. Es una niña preciosa y lo mejor: Es mi sobrina.

Puta madre, la vida es buena.

Chido!!!
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