Mi jardín.
Desde que comenzé a escribir aquí, las mejores ideas para posts casi siempre me vienen en dos momentos: cuando manejo y cuando me baño. Y me caga.
Me desespera por el simple hecho de que no tengo como recordar lo que se me ocurrió en el momento. Mientras me baño es obvio que no tengo donde apuntar y en el carro puedo, pero me arriesgo a chocar aparatosamente y morirme a la verga.
Puedo -lo he hecho- tratar de mantener la idea en mi mente lo suficiente como para llegar a apuntarla en algún lado o directamente a la computadora, aunque es facilísimo que me distraiga con una pluma, una canción, el jabón, el champú que se acabó, o un perro con cola esponjosa y la idea se va del todo, trato de recordarla y todo, pero cuando la idea se va, se chingó.
Así las cosas.
Ahora bien, llevar un ritmo de vida tan agitado (ajá) y encamiado a la autodestrucción como el que llevo, tiene consecuencias directas en este blog y en otras partes de mi vida cotidiana. En otras palabras: entre la escuela, los compas, la weed y la vorágine de frenesí en la cual vivo los fines de semana no me queda tiempo ni ganas de escribir. De hecho, hasta me las quita. Me resta capacidades, argumentos, palabras, letras, teorías, hipótesis, ideas. A lo que voy esque al menos por el momento, ya no soy capaz de escribir más que de dos cosas: de futbol y de mí mismo.
Eso se nota: el futbol es un tema que me apasiona y con el cual disfruto mucho hablando, discutiendo y escribiendo. Los últimos posts han sido en su mayoría de fútbol y no me molesta. También puse un post sobre mi vida y los motivos de escribir aquí y la madre. Este post es sobre mi vida...
Mi vida es un jardín. Un hermoso y verdoroso parque donde reina la paz, el silencio y la tranquilidad. Nada me molesta y nada me perturba. Podría decirse que alcanzé un sanísimo equilibrio que muchos buscan, pero solo pocos encuentran. Estoy agusto, calmado y por momentos, feliz.
El jardín de mi vida es todo florecimiento y esplendor. El sol le pega directo, lo alumbra, le da vida; la fresca sombra de los árboles -mis árboles- da para sentarse bajo ellos y quedarse dormido plácidamente. El silencio que reina en todos lados es solo interrumpido por el cántico de distintos pajarillos multicolores cuyo cantar solo contribuye a la sensación de placer que brinda estar en este lugar. La paz es ama y señora, su prima, la felicidad, riega constantemente el jardín para que no se eche a perder. Todo marcha hacia encarrilado hacia adelante, todo lo que soy es un área verde grandísima, y es bien sabido que las áreas verdes son vida. Cómo no.
Si, por momentos soy feliz. Pero hoy me di cuenta que mi felicidad esta hecha de cartón y aire. O tal vez será que no sé valorar lo que tengo y simplemente el emo que vive dentro mío quiere salirse a protestar porque todo esta en orden y no hay emociones negativas en mi vida.
Para ser honesto, nunca pensé -y mucho menos busqué-, estar en esta situación de comfort en la que estoy ahora. No creía que fuera posible, me daba miedo; pero con todo y eso sucedió, aunque aún le guardo un poco de recelo, todavía no lo puedo creer.
No hay que entender mal: estoy disfrutando al máximo todo lo que la vida me ofrece en este momento, por fin tengo algo de la justicia que por años pedí a gritos; nisiquiera tuve que buscarla, la felicidad me encontró sola. De hecho nunca me di cuenta hasta que me pegó.
Huelga decir que tengo problemas. Bastantes de hecho: me estaba yendo mal en la escuela, algunos pedos con maestros, compa-ñeros y trabajos, además de diversos problemas de distinta índole que son/eran tan pocos y tan pequeños que nisiquiera vale la pena hablar de ellos aquí. De hecho, el mayor problema está en dos clases de la escuela, y ya nisiquiera eso: se abrió la inmejorable oportunidad de mejorar el panorama de calificaciones substancialmente, arrimandome una chingá comico mágica musical, claro. Pero esas chingas en la escuela son cosa de todos los días.
Ahora no se que esté pasando la verdad. Puede ser que, en efecto, todavía no pueda creer tanta prosperidad pero... esque de pronto las cosas perdieron sabor, la dulzura de todo me empalaga al grado del coma diabético, a tal grado ha escalado la situación que hoy me levanté, me fui a terminar con mi servicio militar, y ni siquiera estoy satisfecho con ello. Al comienzo de todo ese embrollo militar, no podía esperar a que terminara y recuperar mis viernes... ahora me da lo mismo.
Eso es solamente un ejemplo de lo vacío y vacuo que me siento hoy. Y no mames, me caga. No entiendo porqué esto me invade ahora, pero no quiero dejar que ese vacío se meta como una yerba mala que asfixie las florcitas de mi jardín. No quiero que la luz sea tapada por la oscura neblina de mi corazón podrido que siempre quiere más. No quiero que las balas de insatisfacción maten a los pajaros que cantan. Pero por el momento, no vero la manera de detenerlo... quiero pensar que es solamente el maldito emo de mi cabeza jugando con mis ideas y el orden de las cosas...
Tengo miedo. No quiero perder mi jardín. Ojalá que esto que siento, lo viva solamente hoy.
Me desespera por el simple hecho de que no tengo como recordar lo que se me ocurrió en el momento. Mientras me baño es obvio que no tengo donde apuntar y en el carro puedo, pero me arriesgo a chocar aparatosamente y morirme a la verga.
Puedo -lo he hecho- tratar de mantener la idea en mi mente lo suficiente como para llegar a apuntarla en algún lado o directamente a la computadora, aunque es facilísimo que me distraiga con una pluma, una canción, el jabón, el champú que se acabó, o un perro con cola esponjosa y la idea se va del todo, trato de recordarla y todo, pero cuando la idea se va, se chingó.
Así las cosas.
Ahora bien, llevar un ritmo de vida tan agitado (ajá) y encamiado a la autodestrucción como el que llevo, tiene consecuencias directas en este blog y en otras partes de mi vida cotidiana. En otras palabras: entre la escuela, los compas, la weed y la vorágine de frenesí en la cual vivo los fines de semana no me queda tiempo ni ganas de escribir. De hecho, hasta me las quita. Me resta capacidades, argumentos, palabras, letras, teorías, hipótesis, ideas. A lo que voy esque al menos por el momento, ya no soy capaz de escribir más que de dos cosas: de futbol y de mí mismo.
Eso se nota: el futbol es un tema que me apasiona y con el cual disfruto mucho hablando, discutiendo y escribiendo. Los últimos posts han sido en su mayoría de fútbol y no me molesta. También puse un post sobre mi vida y los motivos de escribir aquí y la madre. Este post es sobre mi vida...
Mi vida es un jardín. Un hermoso y verdoroso parque donde reina la paz, el silencio y la tranquilidad. Nada me molesta y nada me perturba. Podría decirse que alcanzé un sanísimo equilibrio que muchos buscan, pero solo pocos encuentran. Estoy agusto, calmado y por momentos, feliz.
El jardín de mi vida es todo florecimiento y esplendor. El sol le pega directo, lo alumbra, le da vida; la fresca sombra de los árboles -mis árboles- da para sentarse bajo ellos y quedarse dormido plácidamente. El silencio que reina en todos lados es solo interrumpido por el cántico de distintos pajarillos multicolores cuyo cantar solo contribuye a la sensación de placer que brinda estar en este lugar. La paz es ama y señora, su prima, la felicidad, riega constantemente el jardín para que no se eche a perder. Todo marcha hacia encarrilado hacia adelante, todo lo que soy es un área verde grandísima, y es bien sabido que las áreas verdes son vida. Cómo no.
Si, por momentos soy feliz. Pero hoy me di cuenta que mi felicidad esta hecha de cartón y aire. O tal vez será que no sé valorar lo que tengo y simplemente el emo que vive dentro mío quiere salirse a protestar porque todo esta en orden y no hay emociones negativas en mi vida.
Para ser honesto, nunca pensé -y mucho menos busqué-, estar en esta situación de comfort en la que estoy ahora. No creía que fuera posible, me daba miedo; pero con todo y eso sucedió, aunque aún le guardo un poco de recelo, todavía no lo puedo creer.
No hay que entender mal: estoy disfrutando al máximo todo lo que la vida me ofrece en este momento, por fin tengo algo de la justicia que por años pedí a gritos; nisiquiera tuve que buscarla, la felicidad me encontró sola. De hecho nunca me di cuenta hasta que me pegó.
Huelga decir que tengo problemas. Bastantes de hecho: me estaba yendo mal en la escuela, algunos pedos con maestros, compa-ñeros y trabajos, además de diversos problemas de distinta índole que son/eran tan pocos y tan pequeños que nisiquiera vale la pena hablar de ellos aquí. De hecho, el mayor problema está en dos clases de la escuela, y ya nisiquiera eso: se abrió la inmejorable oportunidad de mejorar el panorama de calificaciones substancialmente, arrimandome una chingá comico mágica musical, claro. Pero esas chingas en la escuela son cosa de todos los días.
Ahora no se que esté pasando la verdad. Puede ser que, en efecto, todavía no pueda creer tanta prosperidad pero... esque de pronto las cosas perdieron sabor, la dulzura de todo me empalaga al grado del coma diabético, a tal grado ha escalado la situación que hoy me levanté, me fui a terminar con mi servicio militar, y ni siquiera estoy satisfecho con ello. Al comienzo de todo ese embrollo militar, no podía esperar a que terminara y recuperar mis viernes... ahora me da lo mismo.
Eso es solamente un ejemplo de lo vacío y vacuo que me siento hoy. Y no mames, me caga. No entiendo porqué esto me invade ahora, pero no quiero dejar que ese vacío se meta como una yerba mala que asfixie las florcitas de mi jardín. No quiero que la luz sea tapada por la oscura neblina de mi corazón podrido que siempre quiere más. No quiero que las balas de insatisfacción maten a los pajaros que cantan. Pero por el momento, no vero la manera de detenerlo... quiero pensar que es solamente el maldito emo de mi cabeza jugando con mis ideas y el orden de las cosas...
Tengo miedo. No quiero perder mi jardín. Ojalá que esto que siento, lo viva solamente hoy.