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Neomierda.

Cero credibilidad.

Tome su número.


Durante los últimos meses y gracias a un acontecimiento reciente, he caído en la cuenta de que hay algo que me caga, me desespera y me rompe las pelotas soberanamente: hacer fila.

Hace poco tiempo -unos tres meses a lo mucho-, mi familia cambió de trabajo. Se fueron de mojados al otro lado a trabajar. Tanto mi tío como mi venerable abuelo trabajan ya en el chuco; dejando muchos pendientes por resolver en el bizznazz de aquí.

Resulta que en la agencia donde laboraban con ahínco mi abuelo, mi madre y mi tío antes de cambiarse, tiene muchos asuntos que necesitan ser resueltos por medio de bancos; ya saben: chequeras, cuentas, créditos, hipotecas y cuantamadre. Como mi jefa ahora esta en su faceta de 'dedicada ama de casa', mi abuelo esta encargado de administrar las finanzas gringas y mi tío es CEO de la compañía... aquí es donde entro yo.

En mi ha recaído la responsabilidad de ir a los bancos a solventar las deudas, pagar el crédito, hacer depósitos, ir a cobrar cheques y todas esas pendejadas que se hacen en los bancos donde las cajeras te atienden de mala gana, sobradas y haciendo gala de su estupidez, como si estuvieran regalando el dinero y no devolviéndolo.

Como todos sabemos, ir al banco a cualquier hora sólo significa algo: hacer fila. Y como ya mencioné arriba, a mi me caga hacer filas. Antes no me molestaba, siempre escuchaba música y el tiempo invertido(desperdiciado) en la fila se pasaba rápido.

De hecho, llegó un momento en el cual me divertía mientras esperaba mi turno en el banco. Me ponía a jugar en el celular, a borrar los mensajes, a recortar a las viejas que estaban ahí, a platicar con los desconocidos, a silvar y hasta llegué a cantar en voz alta "Amorcito Corazón" chiflando y todo, llevándome las palmas de una de las cajeras que me dijo algo como: "que bonito canta joven". Todo ello con el afán de negar lo innegable.

He tenido también episodios en la vida donde las filas me la vienen pelando, como hace unos meses, en el concierto que Cafe Tacvba tuvo a bien dar en nuestra ciudad. Marcos y Yo conseguimos boleto y nos fuimos como pedo de indio al estadio corona donde se suponía tenía lugar el concierto. Como nos caracterisa, ya íbamos tarde, pero nos sorprendimos al llegar al estacionamiento del estadio y encontrarlo vacío. Explotamos en júvilo. Pero nos callamos más rápido de lo que dices "POR CONDICIONES CLIMATOLOGICAS, EL CONCIERTO SE TRANSPORTA AL POLIFORO JUAN GAYBRIEL"

Mierda

Y fue entonces que, hechos la chingada, llegamos en tiempo récord al estacionamiento del Poliforo para encontrarnos con un estacionamiento aturrado de carros. Con una kilométrica que abarcaba toda la barda del inmueble, toda la maya del estacionamiento por fuera, y por dentro, para terminar unos 15 metros más atrás. Coño.

Nos bajamos, fuimos a peinar la zona y a la entrada, nos encontramos con unos compas, que nos dejaron pasar tras ellos. Estaban a punto de entrar y no demoramos más de diez minutos. Todo era bueno. Pasamos, pero entonces el horror: más fila, esta vez, por dentro del muro del poliforo maricón. Tenían dos puertas la de la izquierda cerrada, y la de la derecha abierta. Frente a esta, había una fila que daba vuelta hasta donde llegamos. Dios, parecía casting de la Academia o Big Brother, o que estaban regalando dinero.

Pero entonces, al momento de echar por tierra nuestras esperanzas, a alguien se le ocurrio abrir el acceso a la puerta de la izquierda, hacia la cual corrimos Marcos, los compas y su seguro servidor, llevándonos insultos, mentadas de madre y silvatinas de todos los pobres pendejos que hacían fila para entrar por el otro lado.

Fue hermoso, y era por ello que no odiaba tanto las filas. Estaba equilibrado el karma y el asunto estaba en paz.

Pero hace dos días, me topé con algo que no esperaba, con algo de tan horrible y titánica magnitud, que cualquier argumento es indefendible frente a ello, y que provoco en mi, el odio tan escondido que llevaba en mi corazón y que salió a flote en ese momento: Una fila en el consulado gringo.

Verga.

Y es que no se trata de cualquier cosa. Gastar tres horas de tu existencia en una fila de 70 personas frente a ti por un maldito papel no son enchiladas. Vaya, como yo lo veo es una prueba de carácter, tezón, constancia y tozudez. Y más si tenemos en cuenta que todo esto tuvo lugar alrededor de las nueve de la noche.

Se supone que ibamos a sacar un permiso temporal para internarnos en el país de Bushido, pero creo que después de todo eso, obtuvimos más de la cuenta: Una paciencia gigante, una monumental e inquebrantable voluntad, un acrecentado desprecio a los Estados Unidos pero sobretodo, un odio a las filas indescriptible.

Sé que no hay nada que yo pueda hacer respecto a hacer fila en muchos lados, es algo que es parte de la vida y ni pedo. Pero una cosa si sé: cuando pueda evitar hacer cola para cualquier lugar, lo haré y si puedo saltarme un chingo de lugares aunque sea sacando una feria, ni pedo, lo hago; el tiempo es vida, jóvenes ilustres, y mi vida, no la pienso desperdiciar haciendo una pinche fila. He dicho.

Chido
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