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Neomierda.

Cero credibilidad.

El examen.

¡Hecho verídico!

Dos amigos que van a la misma escuela, se ponen deacuerdo para irse a un pueblito en la playa, a pistear barato, comer atún, fumar mota, tostarse con el sol y conocer alguna morrita potable y simpaticona que les haga el paro mientras disfrutan su estancia playera.

Siendo por estas fechas, justo antes del puente de primero de mayo, decidieron partir el jueves, para regresar en domingo. Todo bien, todo listo, agarraron camino, llegaron, pistearon, fumaron y de paso conocieron un par de morritas preciosas, simpaticas, y medianamente tostadas por el sol, naturalmente.

Sobra decir que todo marchaba a pedir de boca.

Pero el humano no tiene techo ni limite: quisieron seguir la party, pero sabían que el lunes, llegando del puente, debían presentar el examen final, parte importante del curso, determinante en la calificacion y el promedio.

Comenzaron a planear: irse el domingo en la tarde, después de ver la puesta del sol em la playa con las tipas, se marcharían, manejarían toda la noche y llegarian a la escuela en la mañana, cubiertos de arena, a presentar su examen. Excelente, vámonos pues.

Pero ay la injusticia: cuando mejor te la pasas, es cuando ya estas a punto de irte.

Y eso era lo que pensaban ellos exactamente en ese momento: era de madrugada y todavía quedaban un chingo de cervezas, un kilo de marihuana y mucha comida para las munchies; las morras estaban calientes, a modo y dispuestas a todo... para ponerlo sencillamente: la noche prometía. Disfrutemos ahora, la escuela puede esperar.

Esa última peda fue un exito rotundo. Pero ahora tocaba regresar a la realidad, cosa que estando crudos no podían enfrentar. Y comenzaron a pensar en regresar el lunes en la tarde a sus vidas. Pero había un sencillo problema, sencillo pero obvio: el examen era en la mañana.

Comenzaron a pensar que hacer mientras subían su equipaje al auto. Y ya una vez fuera del pueblito, con el telefono celular agarrando señal de nuevo, decidieron hacer lo siguiente: Llamarían al profesor, le dirían que se les había ponchado una llanta en la ruta camino a la escuela, y que no podían llegar a hacer el examen de ninguna manera debido a eso. Era perfecto pues el profesor no podía probarles lo contrario y tomaría su palabra como verdad, el pobrecito.

De modo que actuaron de esa manera y llamaron. El profesor, escuchando su historia comprensivamente, está deacuerdo en que lo que les pasó fue simplemente mala suerte y les concede una extención: les brindó la oportunidad de presentar su examen al día siguiente. Lo cual era muy chingón puesto que podían llegar, estudiar un poco, y llegar mejor preparados a presentar la prueba.

Llegaron entonces los dos, comieron, dieron una rápida leida a los temas que debían estudiar, y durmieron un poco.

Al otro día llegaron, frescos como lechugas y luciendo su sonrisa más cínica, al aula a presentar su examen. El profesor les pidió los acompañara a la biblioteca escolar y fueron.

Al llegar, los coloca en dos cubículos separados, y les da sus exámenes. Se sorprenden a ver que el examen consiste simplemente de dos hojas, todo estaba bien.

Comenzaron a contestar la prueba. En la primera hoja, las preguntas valían el 10% de la calificación y eran bastante sencillas. Cada uno lo contesta con confianza, puesto que habían repasado el tema la noche anterior, y lo mejor: se tomaron un día extra de vacaciones, en el que se la pasaron a toda madre, llegaron a estudiar, y aparte habían hecho pendejo al profesor para que les extendiera una fecha más... sin embargo, al terminar la primera parte y dar vuelta a la hoja, se dieron cuenta que estaban muy equivocados.

En la segunda hoja, había escrita una sola pregunta, que valía el 90% de la calificación, y decía:

¿Cual llanta se reventó?
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