<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d6273027\x26blogName\x3dNeomierda.\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://neocrap.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_MX\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://neocrap.blogspot.com/\x26vt\x3d-2210284163126322865', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Neomierda.

Cero credibilidad.

Uff.

¡No mamar! ¡La gasolina esta a ocho pesos el litro! ¡Esto es un ultraje, una violación asquerosa! ¿¡Hasta donde vamos a ir a parar con esto!? ¿¡Donde está el límite!? ¡Es increíble! ¡Un robo en despoblado! ¡Un robo les digo! Ahhh raza, no cabe la menor duda: en este país vamos de mal en peor.

¿Que?

Bueno ya, no sabía como empezar este post y fue lo primerito que se me ocurrió, ¿y?

Como sea. Este día estuvo envuelto en una serie de eventos raros que pienso son dignos de platicarse, como por ejemplo, no me dejaron entrar al SMN por la razón de que andaba "de greñudo y era posible hacerme una colita de caballo"... pfff, no mamar, neta que Krilin tiene una cabellera más abundante que la mía, pero como sea, me sacaron de la fila los putos militares y me mandaron a la verga, "sal, pélate y regresas", ja, pélense ésta pendejos.

Me largué de ahí, me cruzé a la tiendita que esté enfrente del cuartel, me compré un barrilito sabor tutti-frutti (muy pinches italianos los putos), encendí un cigarro y me senté en la banqueta a fumar muy agusto, viendo los carros pasar. Acto seguido, cual si fueran moscas que se dan contra el foco ese morado que las quema, empezaron a caer uno a uno, otros tipos que como yo, también traían las mechas hasta la cintura, snif.

Primero éramos tres, después cinco, al final, éramos doce mechudos. Como los apóstoles, sob. Estando once greñudos sentados en la acera, vimos pasar a un guey de pelo "largo" largo igual que nosotros, lo vimos pasar las rejas, hablar con uno de los guardias, y después entrar. Nos quedamos fríos de expectativa. Entonces uno de los que estaban ahi conmigo, comenzó a decir que si a ese cabron lo dejaban entrar, el se metía a huevo, los otros comenzaron a hacerle segunda, gritando y chiflando improperios; justo cuando estaban por iniciar la toma del cuartel, vimos como retachaban al pobre pendejo, de regreso, por la misma razón que nosotros; hubo entonces un suspiro generalizado de alivio, pues nadie deseaba derramar la sangre de inocentes por la revolucion capilar que estaba a punto de desatarse, ja.

Viendo perdidas todas nuestras esperanzas y calmados nuestros ímpetus mamertos de querer hacerla de pedo por una pendejada, nos pusimos a platicar animadamente, agarrando las curas en el acto.

Comenzamos a lanzarle basura a un cabron que era portero en las retas que se arman ahí mismo en el SMN cuando hay balón, al cual le gritamos ¡Puto! cuando despeja él y ¡Culo! cuando le da el esférico a otro para que comienze la jugada. Comenzamos a reírnos de él y de todos. Nos acabamos una cajetilla de rojos en ese rato, todo por servir se acaba; también esa plática. Les ofrecí ride a los cabrones que quisieran, pero nadie quiso, entonces me levanté y me despedí, no sin antes consultar la hora y preguntar cuantas faltas llevaban algunos, el más greñudo me contesto: "Puta, yo llevo cinco y ni quien me diga nada, eso de las cuatro faltas es puro pájaro nalgón, ah, y son las nueve con diez". Arre.

Agarre mi carro y me largué.

Llegué a mi hogar y al son de "No hubo nada hoy" me saqué de encima a mi jefa por unas horas, de las cuales dispuse, para avanzar muy cabron mis tareas escolares, que son un chingo y que no había hecho desde que salí de vacaciones.

Luego entramos a la parte no-agradable: ir y venir a diferentes lados. Ir a comprar cosas para hacer la comida, recoger a mi carnala de casa de una amigui suya, comprar leche y el periódico - petición expresa de mi carnala, porque salió en la sección de sociales, ay, tan sociable ella - y regresar a mi hogar a comer, todo bajo un calor abrasador por los asientos de piel que son como comales cuando hace calor.

Llegué, comí, terminé algo de mis tareas, y me dispuse a tirar hueva, jugando Zelda y viendo el futbol, y viceversa. Así estuve hasta que comenzó el juego del Atlas, que perdía 3 - 1 al minuto 30 del primer tiempo, así que decidí apagar el televisor para no prescenciar la masacre. Me cambié y agarré calle.

Me fuí al parque con mis compas. Mientras manejaba hacia allá, no pude evitar la tentación, y como buen masoquista, puse en el radio el juego del Atlas, para chocar aparatosamente si el rival encajaba un gol a minutos del final. No pasó.

Bien, llego al parque, localizo a los compas, me bajo. Comenzamos a platicar agusto, agarrando las curas. Después llegan a invitarnos a una carne asada a casa de una tipa. Fuimos. Igual, abordo mi carro, prendo el radio y me pongo a escuchar sádicamente, el segundo tiempo del partido. Escucho como Sergio Orteman anota el segundo gol rojinegro con un tiro de chanfle muy cabrón, y yo lo celebro gritando, usando el claxon del carro y flasheando los fanales del coche una y otra vez, incomodando al carro frente a mí, donde van mis compas. No se emputan.

Al llegar al lugar, los mayores de edad y algunos menores se fueron a comprar el pisto: llegaron con cinco sixes de tecate 16 onzas a la verga. Mientras efectuaban la compra, yo escuchaba preocupado en el radio del carro, los últimos embates de los zorros para entrar a la liguilla.

Llegado el alcohol, pasamos a la casa, y no termino de escuchar el final del partido. Me queda el pendiente, ya ni pedo, las penas pisteando son menos. Comenzamos a tomarnos las cervezas, fumamos como padres primerizos, comimos carne asada - término medio, jugosa pero sin sangre - bien sazonada y la bajamos con un chingo de cerveza.

Luego de horas de plática, las parejitas se fueron formando. Me salí a mear. Al salir vi al Christian y platicamos largo y tendido sobre temas bonitos y variados, mientras dábamos una caminata por el fraccionamiento donde era la peda. Al terminar nuestra caminata, el Christian acompañó a otro compa por su morra, y me quedé platicando con los que nos quedamos en el parque frente a la casa donde el asado tenía lugar.

En esas andábamos, diciendo mamada y media, cuando la plática se tornó silenciosa. Gracias a ese momento de silencio, pudimos escuchar como los aspersores del parque hundido donde estábamos hablando se accionaban, para regar el pasto de ahi, obviamente. Todo normal hasta ahí... no contábamos conque el agua de los aspersores enfriaría de golpe a una parejita de calientes que se daban amor tirados en la hierba, antes de ser enfriados de un plumazo por el golpe helado del agua; sorprendidos, saltaron del lugar y trotaron fuera del parque mientras se acomodaban la ropa. Mientras nosotros mirábamos la escena y nos cagábamos de la risa por lo ocurrido. Cábula instantanea, cague machín. La pareja no volteo a vernos a pesar de nuestras risas groseramente estridentes.

Regresó Christian, a quien esperaba para largarnos de ahí, me estaba aburriendo y quería irme. Llego entonces, nos despedimos, unos camaradas pidieron ride, dije que sí y se subieron al carro. Quité el Am del radio y puse el Fm. Llevé a todos a sus casas, y al Christian con su ex - le había llamado antes de ir a dejar a todo mundo - hablaron un rato y cuando terminaron de parlotear, lo lleve a su casa. Llegando nos encontramos a Jazbed y a Cachonda y nos detuvimos a platicar. Luego llegaron el Marcos (seee, el del blog) y Dulce. Y nos pusimos a platicar como hacía mucho no lo haciamos. Fue muy bonito.

Pero todo se tiene que terminar. El momento llego a su fin, regresé a mi casa, me conecte y mientras escribia esto, el more me pasó todo su trabajo de técnicas de investigacion, ahorrándome el 50% de toda mi pinche tarea de tres toneladas. Me cae que el more rifa.

Y ya. Eso es mi día. Que cara la gasolina.
« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »