Existe una curiosa superstición en la liga de campeones, una peculiar cábala que toma forma en la final de la liga de campeones y que dice que no se debe tocar la orejona (el trofeo de campeón) antes de saltar al terreno de juego, pues de hacerlo algún jugador, su equipo perderá el juego, y el campeonato.
Superstición ridícula si así lo desean, pero que se cumple cabalmente cada que tiene lugar. Maldición, cuyo castigo llega con alas rápidas al equipo que ose romperla. Y si no que le pregunten a Rubén Baraja, o a Alessandro Del Piero, hombres, ávidos por sostener la copa, impacientes por sentir la copa en sus dedos, sin haberla ganado, y que al hacerlo, se fueron con las manos vacías.
Hoy sucedió lo mismo. Kaká, Gattuso y Pirlo, ávidos de triunfo, con las manos quemándoseles por sostener la orejona, pasaron por alto esta maldición y tocaron la copa cuando aún no les pertenecía. Sellando, así, su destino, y el de su equipo.
La orejona no se toca, a menos que la hayas ganado.