<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d6273027\x26blogName\x3dNeomierda.\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://neocrap.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_MX\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://neocrap.blogspot.com/\x26vt\x3d-2210284163126322865', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Neomierda.

Cero credibilidad.

La mejor medicina.


Estoy muy seguro de que esto le pasa seguido a las personas. No me excluyo, pues este ritual sucede cada noche, una noche cualquiera, cuando me voy a acostar.

Te encuentras a ti mismo recostado en tu mullida cama, los ojos cerrados y con la respiración lenta y pausada del que está a punto de quedarse dormido. Piensas simplemente: en tu día, en las cosas que hiciste, en la gente que viste, lo que harás mañana, las responsabilidades, los pendientes, las personas que verás al día siguiente, et cétera , et cétera...

El mismo tren de pensamiento rapidamente se marcha, y sin que te lo propongas, te dejas llevar por él: Comienzas a pensar en lo que deseas, en lo que te falta, en lo que necesitas mejorar, en todas esas pequeñas cosas que te molestan, que adoleces y que te tienen atascado en la fase de "contento" o "satisfecho" y que te impiden llegar a ser feliz... pleno.

Te detienes, te paras en seco. Por que ahora tu mente ocupa otras cosas, algo más... positivo.

Todo lo que te falta, lo que adoleces, no tiene importancia. Pues sabes que tarde o temprano, lo vas a alcanzar. No es necesario desesearlas siquiera, pues es cuestión de tiempo solamente el obtenerlas... entonces piensas que todo te da hueva, que todo está mal. Derrepente, de la nada, todo lo que deseas, por lo que vives, lo que te motiva a levantarte por las mañanas; ya no lo quieres. No lo necesitas. Y entonces vienen las preguntas:

¿por qué? ¿para qué? ¿de qué sirve? ¿qué me trae de bueno? ¿qué gano? ¿vale la pena?

Todas se quedan sin responder. O, en su defecto, la respuesta es una ramplonería, un improperio, algo que no convence y solamente se encarga de escaldar el cerebro y de ensanchar el torrente de preguntas, que, como una hemorragia, no para de salir.

Y llegas al punto en que las preguntas son más de las que puedes manejar. Y quieres mandar todo al carajo, quieres hacerlo, estás decidido, tienes ganas de levantarte al día siguiente y no saber por que vas a vivir. Está decidido, se va a hacer. Y cuando estás apunto de mandar a la verga todo, puesto a punto para sumergirte de pies a cabeza bajo el torrente, para dejarte caer en el mar de preguntas que has creado, como los clavadistas al lanzarse a la alberca...

Es ahí, en ese momento, con los ojos cerrados, la respiración lenta, y las ganas de aventar todo a la chingada... cuando te quedas dormido.

El sueño, queridos míos, es la mejor medicina.

Victa iacet Virtus.
« Home | Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »
| Next »