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Neomierda.

Cero credibilidad.

Autobiografía


Hace un momento tuve en una idea buenísima. La pensé, por que tengo muchísimo tiempo libre (en la cárcel siempre pasa), y me da para leer, monear en un cuaderno, comer, trabajar, dormir mis horas y pensar, pensar mucho.

Les apuesto a que siempre les han dicho que la cárcel es horrible. Un suplicio dantesco con comida horrible, golpizas diarias, montones de tipos malencarados, claustorfobia, no ves el sol, y el "no tires el jabón cuando te bañes", por que probablemente vas a padecer.

El que dijo todo eso, probablemente es un ex-convicto y tiene razón. Pero, esa misma descripción, puede aplicársele a la escuela secundaria y a la preparatoria. Esa fue la raíz de que esté en esta situación: haber dejado la escuela. Ni modo, lo hecho, hecho está, no se puede hacer nada, no puedes pegar un huevo que ya rompiste.

Pero no es tan malo. Pienso que la vida es como la tomas, como la enfrentas. Claro, no he pensado así siempre, de hecho, comenzé a pensar así desde que entré al penal hace dos años. Dice el dicho que: "Todo depende de la mentalidad", y es cierto, asi es la vida.

Es por eso que no padezco tanto estando aquí. Sé que puedo estar peor. Claro, daría mi brazo derecho por salír de aquí, pero no se puede tener todo. Total, son pocos años y estoy joven todavía.

Pero eso no es lo que nos atañe. Les decía que había tenido una idea grande mientras perdía mi tiempo en mi celda de cuatro por dos. Y la tengo. Me encanta, y lo mejor es, que desde la cárcel, puedo llevarla acabo.

Verán ustedes, yo comparto mi celda con otros 6 tipos, todos buenas gentes; por supuesto, dicen que son inocentes y no saben por que están aquí. Claro, les encanta hacerse que la Virgen les habla.

A tres de ellos los tienen aquí por pocesión. A dos por robo a mano armada, y al último -el más calmado-, por homicidio en primer grado, y Yo... no pienso decirles por que estoy aquí, eso no importa ya.

Uno de los viciosos, "el Púas" que le dicen, se ha convertido en mi amigo y platicamos a cada rato en el tiempo libre que tenemos. Un día, a la hora de comer, el Púas comenzó a hablarme de su vida y sobre las cosas que había hecho. El argumento de inocencia que me daba el Púas se fue por la borda con esa plática.

Ahora, sé que no soy una perita en dulce, sé que he hecho mal muchas de las personas -si no es que a todas- que han tenido la desgracia de conocerme, en mi afán de subir y acumular. Ni modo, esa fue mi vida; esa es mi vida.

Fue exactamente después de esa plática, donde tuve esta idea que tanto me emociona. Se me ha ocurrido hacer una lista a las personas que he perjudicado y, a cada una, mandarles una carta, y en ella decirles como fue que los tranzé (si no lo saben), o recordárselos (si lo saben ya).

Esas cartas apiladas juntas, van a ser también una autobiografía. Mi autobiografía. Todo esto es sencillo (cualquiera puede escribir), lo puedo hacer de donde estoy, y no me quita el tiempo. Una gran idea, de verdad, no se porqué estoy en la carcel, un ladrounzuelo no tiene ideas buenísimas como estas.

No sé quien quiera leer la autobiografía de alguien a quién le salió todo mal, habiendo tanto por leer allá afuera, tanto Harry Potter, Paulo Coelho, Dan Brown y el Código da Vinci, los Templarios, el Alquimista y quien se robó mi queso, no lo sabremos hasta que el libro se publique, pero tengo confianza en que mis pretenciones se hagan realidad.

Me entero de todo esto gracias al narco de el final del pasillo tiene subscripción al periódicolo, televisión con cable, y celular. A mi me presta el periódico cuando lo termina y a veces nos invita a todos a su celda a ver el futbol cuando está de buen humor y van ganando los Dorados de Sinaloa, que es casi nunca. También le han comprado esos libros que menciono, y me los ha prestado, están buenos, pero no son ningún Spota, Traven, o Jardiel Poncela.

Esta autobiografía de la que hablo, pretendo que la publiquen una vez mandada la última carta. Tengo la esperanza de que si algún destinatario no recibiera la suya; cuando caminara por la calle, pasara por alguna librería, viera mi nombre en el aparador, o mi foto en la portada del libro.

El tipo recordará, se enojará, y leera mi disculpa. Luego comprara el libro, por puro morbo, para ver a quien más perjudiqué. Al menos, eso pienso que puede suceder, pero pues no las tengo todas conmigo.

De todas formas, empezé ésta dinámica de las cartas hoy precisamente. Y te quiero pedir una disculpa de antemano, querido lector. No te conozco y no me conoces. Si leíste lo de arriba, quiere decir que todo lo que pretendía se hizo realidad y que amo mi país. Pues esto no es una carta, es una introducción.

La introducción de ésta autobiografía es la primera carta que escribí. Yo se que teniendo este libro en tus manos, no sabes ni que esperar. Recomiendo que te dejes llevar, será un buen viaje, enriquecedor y pintoresco.

Agradezco grandemente tu interes en mi, un ex-presidiario con mucha suerte. Pero sobre todas las cosas, agradezco que hayas pagado por este libro, o que hayan pagado por este libro si te lo regalaron.

Por tu dinero. ¡Gracias! ¡De verdad!


Wow, otro cuento.
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