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Neomierda.

Cero credibilidad.

Curando el espanto

sábado, agosto 26, 2006
-Abuelo y Daniel charlando en la cocina, mientras, afuera, en el jardín, suena el bullicioso cacareo de señoras echando el chal, y chapotear de agua de la alberca: es cumpleaños de mi hermana-

Daniel: ¿Apoco no te da gusto ver crecer a María José?
Abuelo: Pues si... la verdad es que sí. Pero pues también a ti te vi nacer y hasta ahora. De hecho me vomitaste en la cara.
Daniel: ¿Como? ¿Cuando?
Abuelo: Pues una vez... estabas chico, y te comiste unos piracantos (unas como bolitas rojas que crecen en los setos, parecen tomates chiquitos), tu madre se preocupo horrores, y tu padre estaba ocupado, entonces yo te llevé a que te lavaran el estómago.
Daniel: ¡¿Me lavaron el estómago?!
Abuelo: Si. Y me vomitaste en la cara.
Daniel: ¡¿A ti?!
Abuelo: Si, y aguanté.
Daniel: ¿No aguantabas esas cosas?
Abuelo: ¡Nombre!, yo solía ser ridículamente asqueroso... pero de veras, casi todo me daba asco.
Daniel: ¿Entonces te vomité y aguantaste vara?
Abuelo: Si, resulta que si aguante, me curaste el espanto :).
Daniel: Worale... que chido.
Abuelo: No seas naco por favor.


¡Toing!

Futbol es la palabra.

jueves, agosto 24, 2006
Hoy en la escuela, durante un breve descanso entre clase y clase, me reuní como siempre con los amiguis. Como siempre también, hubo mucho cigarro, agua y plática simpaticona, que abarca desde chistes malos, cagues chingones o pendejotes, hasta futbol nacional, internacional, y la planeación y armamento de los equipos del futbolvirtual. Todo chingón.

La charla futbolera es una de las cosas que mas me gustan. Sobretodo si es con gente entendida en el tema, con gente que sabe, como mis amigos Isaac, Joao Gilberto y Pedro. Es digno mencionar que, Gil, Pedro y yo merito, somos, actualmente, representantes vitalicios de los clubes que marcan la pauta en este inicio de torneo: Cruz Azul, Toluca y Atlas, respectivamente. Y solíamos ser, los tres, lavolpistas recalcitrantes y agradecidos.

Pienso que no existe una experiencia más grande, y enriquecedora que ir al estadio: es una lección de fidelidad, tezón, orgullo, y pundonor. Existen muy pocas películas, libros, o eventos, que igualen el dramatismo, la emoción, o la explosión que siginifica un buen partido de futbol.

Es más: si nos ponemos a pensar, es durante un partido de futbol -de la seleccion nacional sobretodo- donde se ve a muchos hombres manifestar sus sentimientos con claridad y limpieza. Se les puede ver reír, celebrar eufóricos y grandiosos como titanes, o completamente sumidos en el llanto, el berrinche y la resginación, como niños chiquitos.

No hay reclamo más fuerte que el de una falta no marcada, de un fuera de juego mal señalado, de una amonestación rigorista, o de un gol anulado. No existe un grito mas atronador, que el de la hinchada cuando se marca un gol. El gol: ese momento indescriptible de increíble poder catártico o apabullante zozobra, según las circunstancias.

En el futbol existen diferentes papeles a seguir: el delantero que ofende, el zaguero que defiende, y el volante que hace las dos cosas o ninguna; también está el árbitro que casi nunca es protagonista y se lleva casi siempre las rayadas de madre.

Asimismo, en situaciones de la vida, todos hemos tenido que adoptar una posición y hacerla valer, tenemos roles. Unas veces nos toca ofender, otras veces defender, otras las dos cosas, algunas no hacer nada y a veces, hasta llevarnos la mentada de madre.

En este juego siempre hay -y habrá- polémica, errores mínimos y garrafales, falta de comunicación, malentendidos, peleas, discusiones, desobediencia, apasionamiento, traiciones, revanchas, júbilo, euforia y alegría incluso; es lo que le pone sazón, le da realismo, lo humaniza y le da vida.

En la vida no se diga. Nos topamos con ello todos los días: ¿Cuantas veces no hemos caído en las suaves redes de la pasión por alguien o algo? ¿Cuantas veces no nos hemos enfrascado en una discusión graciosa o hiriente? ¿Cuantas veces no hemos sentido el júbilo de una victoria personal, o el yugo aplastante de una derrota? ¿En cuantas ocasiones no hemos probado las mieles de una victoria total, o la hiel de una derrota humillante? De nuevo: futbol es la palabra.

Estoy casi seguro que se puede saber mucho de la persona por el equipo de futbol que apoya.
Por ejemplo:

Si hincha por Atlas, está lleno de esperanza, no se sorprende con facilidad, es fiel, cauteloso y de un realismo rayano en el pesimismo, de celebración completa y blindaje grueso contra la frustración, aunque a veces cae en la ingenuidad; si es del Toluca, no se conforma ni se convence, esta acostumbrado a estar en la cúspide, se basa en los hechos, es pragmático, leal y se quita la camiseta a la menor provocación; si es de los Santos, es cholo, va al estadio en camiseta de panadero (wifebeater) le gusta tomar cerveza corona, es brutalmente honesto y a veces maldito; si le va a las chivas es nacionalista fanático y recalcitrante, ardido, con delirios de grandeza y puto; si le va a Querétaro, es fiel, leal, víctima de la burla y el escarnio público, y comprador cumpulsivo de veladoras para el estadio; si es del Cruz Azul, es noble, digno y orgulloso, pero puede caer en la prepotencia y el egocentrismo si mete gol el chelito delgado; si le va al américa, es uno de tantos, siempre que come toma coca-cola, mama al "cuau" y tiende a ser gandalla... etcétera etcétera.

En fin... creo que el punto de todo esto es decir que el futbol un juego sencillo, pero que conlleva hartos sentimientos y sensaciones. Es el escape perfecto cada fin de semana, es una hermandad constante, es un mismo sentimiento, un mismo grito, un mismo latido, y el espejo perfecto nuestra vida, actual y pasada. Al menos en mi opinión.

La esperanza rojinegra.

lunes, agosto 21, 2006
Si a mi alguien me hubiera dicho, hace tres semanas, que el Atlas iba a tener un paso demoledor en este torneo, hubiera sonreído complacido, le hubiera dado la razón, le hubiera dicho que sabía de futbol, que el Atlas es un gran equipo y que se acercaba el momento del encumbramiento de la furia rojinegra, y el regreso al lugar que pertenece: los primeros planos.

Pero no le hubiera creído.

Por más que me cueste trabajo aceptarlo, si, no le hubiera creído. Pero claro, siempre guardo esperanzas de que así sea. Aunque creo que ninguno de los aficionados rojinegros del país, nisiquiera el más optimista, se hubiera imaginado semejante arranque de torneo.

Es difícil ser aficionado atlista. Para empezar, no es un equipo ganador: estoy seguro que el 99% de los que somos del Atlas, nunca lo vimos campeón, y el 1% restante que pudo ser partícipe del primer y único campeonato rojinegro, ya no lo recuerda o ya se murió. Pero bastantes factores se reúnen para llegar hasta este punto:

Atlas es, y siempre ha sido, un equipo formador de jugadores. Es, inobjetablemente, la mejor cantera del país. Nombres como Rafael Márquez, Oswaldo Sánchez, Pavel Pardo, Jared Borgetti, y últimamente, Andrés Guardado, tienen en común haber surgido de la cantera rojinegra, para luego llegar a reforzar y destacarse en otros equipos; desde el Barcelona, hasta las asquerosas chivas de mierda.

Atlas siempre ha sido un equipo vendedor, con constante recambio, sin un bloque fijo, que vende más de lo que compra. Y por eso nunca se ha dado un campeonato: por la falta de continuidad del plantel. Y la hinchada rojinegra lo acepta, no sin disgusto, pero sabiendo que otros equipos, y hasta la selección misma, son lo que son, gracias al zorro.

También han tenido su injerencia en la sequía las malas decisiones de la directiva, el constante ir y venir de jugadores, la mala administración de los bienes, el mal tino que tienen a la hora de contratar refuerzos: los buenos que llegan los venden, y los que traen no hacían mucho.

Pero parece -al menos hasta ahora- que todo esta apunto de cambiar.

Para ser honesto, yo en lo particular, estoy muy emocionado, muy contento, muy satisfecho con el accionar del equipo hasta ahora: es un equipo ordenado, vertiginoso, balanceado, firme, que no se achica; un equipo que gana, gusta y golea. Es un bloque sólido, con la justa medida de juventud y de experiencia, que esta bien dirigido, bien encausado y de seguir así, puede, de una vez por todas, saciar la esa sed de campeonato que no sólo yo, si no los miles de aficionados rojinegros tenemos desde hace 55 años.

Y esque el equipo está irreconocible. No me malentiendan: yo voy a ser rojinegro hasta que me muera. Nunca bajo bandera, "con el Atlas aunque gane". De hecho, comenzaba yo a acostumbrarme a que el equipo pasaría no se cuanto tiempo más donde ha estado últimamente: navegando en la tibia mediocridad de la mitad de la tabla si todo sale bien, o, si todo sale mal, al filo de la tabla porcentual a un paso del descenso.

Pero tal parece que me estoy equivocando: el equipo va bien, trata bien la pelota, es vertical, no baja los brazos, siempre va al ataque, y disputa el balón como si la vida se les fuera en ello. Se tiene equilibrio, como ya mencioné, y creo que eso es lo mas importante.

Se pudo ver en el partido contra el américa: los zorros sin sus dos hombres-gol, Villa y Rodallega cumpliendo sanciones por expulsión, aún así pasaron por encima de los azulcremas, si algún jugador no está, siempre habrá quien lo supla y que juege con la misma intensidad.

La última vez que vi algo así fue hace ya casi nueve años, con el Atlas del jefe Lavolpe: el Atlas-espectáculo, el Atlas-aplanadora, de Lavallén, Estrada, El Misionero Castillo, y "los niños heroes": Chato, Osorno, Zepeda, Mendez, Briseño, y el mismo Rafa Márquez. Ese Atlas que se quedó a un penal de ser campeón y del que me enamoré cuando gustaba del futbol, pero no tenía por quien apasionarme.

Aquél Atlas del verano '99 sembró en mi la pasión, la fidelidad y el orgullo. Este Atlas lo reafirma y me hace ver que no me equivoqué.

Aunque tampoco quiero cegarme por la felicidad: no se puede uno emocionar del todo, ni echar las campanas al vuelo, al menos no todavía: el torneo es joven, y si bien ayuda bastante haber comenzado de gran manera, los equipos tienden a tener un bajón de nivel a medio torneo, o en la parte final. El futbol nacional es muy generoso, y permite que el equipo que mejor llegue a final de temporada, sea el campeón. No el líder general, no el menos goleado, no el más goleador, no el que mejor juega, o el más compacto, no, sólo el que llega enrachado levanta la copa, por muy injusto que suene o sea.

Nos ha tocado ver últimamente, como equipos de rica historia pero pobres resultados, se sacuden su pobre y negro pasado. En 1998, Toluca fue campeón después de no levantar una copa en 23 años; en el '99, ya casi promediando el centenario, Pachuca, el equipo más antiguo del futbol mexicano, celebraba un campeonato por vez primera; en el 2002, el América celebraba un campeonato después de doce largos años de sequía, en el 2004 los Medias Rojas de Boston se repusieron de lo que prometía ser una paliza y se coronaron campeones después de ocho décadas; el año pasado, los Medias Blancas de Chicago hacian lo propio después de 88 años, y a principios de este 2006, los Pittsburgh Steelers borraban de un plumazo una sequía campeonil de casi tres décadas.

Este inicio de torneo, está significando el renacer de la ilusión de generaciones de atlistas que primero querían ver a su equipo ser campeón, luego querían que sus hijos lo vieran, y después los nietos... significa esperanza, y la aclamada justicia en forma de campeonato para una Fiel Rojinegra orgullosa de sus colores.

Podremos ir viendo como pasan las cosas, poco a poco, paso a paso, sin acelerarse y celebrar con antelació. Nada es seguro, hay que consolidar, volverse una realidad, algo tangible, y no solamente una ilusión.

Pero mientras, lo que si es una realidad, esque en este momento, "El Loco" Mario Rodríguez, "El Poeta" Antonio Pérez, Roberto Carlos Castro, "El Jimmy" Jaime Durán, Denis Caniza, Fabricio Fuentes, "El Kanú" Juan Pablo Santiago, "El Macue" Luis Enrique Robles, "El Harold" Omar Flores, "El Topo" Juan Carlos Valenzuela, "El Negro" Juan Carlos Medina, "El Tripa" Manuel Perez, Carlos Balcázar, Daniel Osorno, Christian Valdez, Goyo Torres, "El Ché" César Luis Gradito, Mauricio Romero, César Pereyra, Tito Villa, y Hugo Rodallega; nos tienen a todos haciéndonos una misma pregunta:

¿Será este, el torneo del Atlas campeón?

Yo espero que así sea. ¡Arriba el Atlas!

Para todos todo.

jueves, agosto 10, 2006
Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:

Hermanos:
No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder.

Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada.

Nuestra lucha es por hacernos escuchar, y el mal gobierno grita soberbia y tapa con cañones sus oídos.

Nuestra lucha es por el hambre, y el mal gobierno regala plomo y papel a los estómagos de nuestros hijos.

Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye nuestra casa y nuestra historia.

Nuestra lucha es por el saber, y el mal gobierno reparte ignorancia y desprecio.

Nuestra lucha es por la tierra, y el mal gobierno ofrece cementerios.

Nuestra lucha es por un trabajo justo y digno, y el mal gobierno compra y vende cuerpos y vergenzas.

Nuestra lucha es por la vida, y el mal gobierno oferta muerte como futuro.

Nuestra lucha es por el respeto a nuestro derecho a gobernar y gobernarnos, y el mal gobierno impone a los más la ley de los menos.

Nuestra lucha es por la libertad para el pensamiento y el caminar, y el mal gobierno pone cárceles y tumbas.

Nuestra lucha es por la justicia, y el mal gobierno se llena de criminales y asesinos.

Nuestra lucha es por la historia, y el mal gobierno propone olvido.

Nuestra lucha es por la Patria, y el mal gobierno sueña con la bandera y la lengua extranjeras.

Nuestra lucha es por la paz, y el mal gobierno anuncia guerra y destrucción.

Techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, independencia, democracia, libertad, justicia y paz. Estas fueron nuestras banderas en la madrugada de 1994. Estas fueron nuestras demandas en la larga noche de los 500 años. Estas son, hoy, nuestras exigencias.

Gracias al Isaac por pasar el resto del manifiesto.

Querer es poder viejo.

miércoles, agosto 02, 2006


"¿Lo ves cariño, como si quieres puedes?

¡A la verga!