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Neomierda.

Cero credibilidad.

viernes, mayo 27, 2005

Necesidades


Nunca había entendido porqué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre si. Nunca había entendido todo eso de Marte y Venus. Y nunca había entendido por que los hombres piensan con la cabeza y las mujeres con el corazón

Una noche, la semana pasada, mi mujer y yo nos íbamos a la cama. Bueno, empezamos a franelearnos con el inevitable y picarón toqueteo mutuo. Yo ya estaba bien caliente y listo para todo, la tenía bien parada. Y es en ese preciso momento me dice: "Mira... ahora no tengo ganas mi amor, tan solo quiero que me abraces, ¿si?".
Yo, asombrado, solo alcanzé a decir: "¿QUE?" Así que me dijo las palabras mágicas:

"No sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer".

Al final, asumí resignadamente que esa noche no iba a coger, así que me dormí.

Al día siguiente fuimos de compras. Yo la miraba mientras ella se probaba tres carísimos modelitos de vestido. Como no podía decidirse por uno u otro, le dije que se llevara los tres.

Entonces, emocionadísima y motivada por mis comprensivas palabras me dijo que necesitaba unos zapatos que hicieran juego, que costaban $600 el par, le contesté que me parecía perfecto.

Luego pasamos por la joyería, de donde salió con unos pendientes de diamantes. Pobrecita... si la hubieran visto... ¡Estaba tan emocionada!.

Yo creo que pensó que yo me había vuelto loco, pero de todas maneras no le importó mucho que digamos. Pienso que me estaba poniendo a prueba cuando me pidió un carísimo equipo profesional de palos de golf de primerísima línea, porque si la muy pendeja no sabe ni agarrar bien una verga, mucho menos va a saber agarrar un palo de
golf, ¿no?. Bueno, me parece que rompí con todos sus esquemas mentales cuando también le dije nuevamente que si.

Ella a estas alturas estaba casi excitada sexualmente después de todo esto... ¡debían haber visto su cara!.

Fue ahi cuando, con su mejor sonrisa, me dijo: -"Ven mi amor, vamos a la caja a pagar".

Me costó mucho aguantarme la risa cuando le dije: "No mi vida, creo que ahora no tengo ganas de comprar todo eso". De verdad, ojalá le hubieran visto su cara, se quedo pálida cuando le dije: "Tan solo quiero que me abraces". En el momento en que su impresionante cara de culo empezó a transformarse en pura furia y odio, simplemente añadí:

"No sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre".



Victa iacet Virtus.

miércoles, mayo 25, 2005

Los milagros existen.


Hoy se jugó uno de los partidos más emotivos y dramáticos que me hayan tocado ver, una auténtica batalla de proporciones épicas, que quedará en los anales de la historia del futbol, escrita como la leyenda del equipo rojo, por el que nadie daba un peso al inicio del torneo, y que pasando a los grandes equipos, a fuerza de tesón, corazón y entrega, se coronó campeón del torneo más importante y de mejor nivel en el planteta.

Pareciera que estoy describiendo la típica historia de David contra Goliath, o que estoy dando una sipnosis de alguna película hollywoodesca, en la cual los chafas se levantan contra todos y salen trinunfantes... pues no señores, esto fué la vida real.

Ya desde el inicio el partido prometía. Pero poco esperábamos lo que paso.
Cuando vi a Paolo Maldini adelantar al Milan a los 54 segundos de iniciado el cotejo, lo primero que pensé fue en que defenderían con uñas y dientes esa pequeña ventaja de un gol, que cayó como balde de agua fría y enmudeció a la tribuna roja, imaginaba a un equipo italiano replegado completamente, cuidandose en exceso. Pero, como muchas veces durante el encuentro, me equivoqué. Pues vi a Hernán Crespo poner el dos a cero, y dos minutos antes del descanso, el tres por cero, que, al parecer, sentenciaba el partido, sorprendido, comenzaba a hacerme a la idea de ver una goleada de antología, y ver a los jugadores ingleses caer de espaldas en el suelo turco -de cansancio y desesperanza- al terminar el juego. Con caras largas, de tristeza y amargura de los hinchas ingleses, y de éxtasis y orgasmo en los italianos, se pito el medio tiempo.

No sé, y probablemente nunca me entere, de que fue lo que dijo o hizo Rafa Benítez en el vestidor al pitarse el final del primer tiempo. Ignoro completamente lo que haya acontecido ahí dentro. Pero una cosa me queda bien clara: lo que sea que haya pasado, propició una de las reacciones más cabronas, más bravías e intensas que jamás me haya tocado ver. Una reacción a tambor batiente que buscaba la luz. Un despertar que valió un campeonato.

Y todo comenzó con el cabezaso del capitán Steven Gerrard, valuarte del equipo rojo, que a base de tezón, consiguió vencer a Dida. Y acercándose a la tribuna a celebrar con los rojos, comenzó a formar la tormenta que habría de venir. Pues dos minutos después, Vladimir Smicer, con un certero disparo, volvió a horadar la portería del brasileño para poner la cosa tres por dos, y devolverle el color a las pálidas mejillas, el alma al cuerpo y los latidos al corazón de los fanáticos rojos, y para coronar, una falta flagrante en el area de Gattuso sobre Gerrard, se marco pena máxima, que Xabi Alonso cobró y el tiro fue rechazado por Dida, pero en el rebote fue certero y el esférico quedó en las redes.

Era para no creerse: en un abrir y cerrar de ojos el marcados estaba tres a tres. Nadie se imagino, ni en pedo, que una cosa así llegara a suceder. Pero el partido ya era de Liverpool. Después de la reacción, vino la prórroga y los penales, donde el corazón se impuso a la experiencia, donde se voló un tiro y se detuvieron dos penaltys italianos, 3 - 2 al final. Y luego vino el estallido, el bramido de los scousers, y con ella la gloria europea.

El ver a Gerrard levantar la copa, la sonrisa de Rafa Benítez, el baile de Cissé, los gritos de emoción de Morientes (que creo que padeció como nadie esta final, pues no pudo hacer nada), el confeti escarlata cayendo sobre el triunfador, con la copa en alto, y el You'll never walk alone y los gritos reverberando en las paredes del estadio...

Este fue un señor juegazo. Uno de esos eventos memorables que en veinte, treinta o cincuenta años seguiré recordando. Es de estos momentos de los que esta hecha la tela de la vida... Queridos míos, el futbol es hermoso y una de las razones por las cuales la vivir merece la pena.


Viva el Futbol. Viva el Liverpool.


Victa iacet Virtus

No se toca.

Existe una curiosa superstición en la liga de campeones, una peculiar cábala que toma forma en la final de la liga de campeones y que dice que no se debe tocar la orejona (el trofeo de campeón) antes de saltar al terreno de juego, pues de hacerlo algún jugador, su equipo perderá el juego, y el campeonato.

Superstición ridícula si así lo desean, pero que se cumple cabalmente cada que tiene lugar. Maldición, cuyo castigo llega con alas rápidas al equipo que ose romperla. Y si no que le pregunten a Rubén Baraja, o a Alessandro Del Piero, hombres, ávidos por sostener la copa, impacientes por sentir la copa en sus dedos, sin haberla ganado, y que al hacerlo, se fueron con las manos vacías.

Hoy sucedió lo mismo. Kaká, Gattuso y Pirlo, ávidos de triunfo, con las manos quemándoseles por sostener la orejona, pasaron por alto esta maldición y tocaron la copa cuando aún no les pertenecía. Sellando, así, su destino, y el de su equipo.

La orejona no se toca, a menos que la hayas ganado.

lunes, mayo 16, 2005

Tres.


Estoy harto, he llegado al límite por fin. He alcanzado la última frontera de mis fuerzas gracias a ustedes, runfla de imbéciles, lo cual les agradezco enormemente, pues es ahora, mientras pienso en mi transición frente a esta humeante taza de café -lo único, puedo decir, que no ha salido mal hoy-, y este insípido cigarrillo, es que es ahora cuando, finalmente, y después de todo este tiempo de aguantar atrapado, esta horrible vida que llevo, de ver el precio exhorbitante que se paga por la vida, es cuando he decidido comprar mi carísima libertad, pagándola de contado, al chingazo, pero no con dinero, más bien, con sangre.

Todo lo que necesitaba para llevar acabo mi plan era sólo una señal. Un minúsculo guiño, un imperceptible cambio, algo, lo que fuera; algúna cosa fuera de lugar, poco común, que se supone, no sucede normalmente, que no pasa todos los días, fuera de serie, 'un milagro' si si religión se los permite, una variación, si no profesan fé.

Realmente no se por que esperaba que sucediera esto precisamente Hoy, el día de mi explosión, pero a estas alturas no me importa. Solo esperaba, sentado, bebiendo café y fumando, a que el destino, dios, o como quieran llamarle, diera el visto bueno e hiciera la señal de avanze. Esa señal rarísima que fácilmente -a ojos cerrados, a oídos sordos, con una pura y simple corazonada- habría de reconocer.

Quisiera hacer un paréntesis para explicar, brevemente, el por que de mi explosión. Pues no quisiera que creyeran, por lo que les he contado -y apunto de contarles- que soy algún tipo de loco sediento de sangre, que escapó de alguna institución siquiátrica y que es buscado por cielo mar y tierra; o que soy un pobre hombre solitario, sin amor, que desde su niñez fue ignorado, donde su criadora fue mamá televisión y que va en busca de la atención negada durante toda su vida y bla bla bla bla. No quiero suposiciones desembocando en la creencia de que soy algún tipo de imbécil reaccionario, que, en busca de morir heroica -y pendeja- mente, da su vida, como si fuera morralla, por su causa. Tampoco quiero que piensen en mi como alguien que buscó hacer algún tipo de declaración, o que buscaba 'predicar con el ejemplo' eso déjenselo a las películas. Unicamente me gustaría que sepan, que estén enterados, concientes de que no soy más que un hombre normal, un Juan Pérez cualquiera, con una vida, un trabajo de 9 a 6 con una hora para comer, soltero, al que le gusta fumar, beber whisky y prender un churro de vez en cuando en la privacidad y santísima paz de su hogar, con carro propio, que tiene familia -amigos más bien-, y una novia como todos los demás -a menos, claro, de que tengan una concepción diferente de lo que es 'normal' ¿verdad?-. Quiero, me quieren y gozo de privilegios exclusivos para la gente con los recursos para tenerlos.

Así es mi vida, o era, ya no lo sé bien.

No soy más que el resultado, de cuando todo, absolutamente todo en la vida de alguien, se va por la borda. Soy solamente el producto del hartazgo inconmesurable, de alguien que pasó toda su vida deseando algo que no pudo alcanzar, tratando de realizar un sueño que, por desgracia, nunca se cumplió: vivir. Simplemente. Aclaro que tener todos esos 'privilegios' y 'ventajas' antes mencionadas, no significa para nada, la felicidad. Pero no pienso internarme en pendejadas metafísicas, del alma o de la psique humanos, pues honestamente, son parte de las 17826 cosas que me valen verga.
En realidad, lo que pasó fue que de un momento a otro, todo lo que tenía y que 'me hacía feliz' me abandonó repentinamente, así, de golpe y porrazo, de la nada, un dia lo tienes todo, y al otro nada. No conocí a mi familia, pues soy huerfano -no quiero que se apiaden de mi, me ha ido bien, solo hay que sortear obstáculos- tenía amigos, pero todos me abandonaron por diferentes circunstancias, por sus compromisos de trabajo, de pareja, por otras amistades más importantes, por sus proyectos de vida y la verga, mi novia me dejó, por otra mujer, perdí mi trabajo, y aunque tengo dinero ahorrado y me dará para vivir unos 2 meses, resulta que debo dinero para mi auto, que choqué hace unos días, y que no estaba asegurado. Osease: Me lleva la verga y ya no puedo más. Notable ¿verdad?.

Ahora bien, una vez aclarado el asunto de los porqués pasemos a los cómos. Los dejé en espera de la señal que habría de liberarme. Y que sucedió en menos tiempo de lo que yo pensaba...

Bebía el último sorbo de mi café, ya la ceniza de mi cigarrillo se había unido a la del cenicero, cuando en ese momento, afuera del lugar donde me encontraba, escuche los gritos de una mujer, creo que gritaba algo así como, fuego, fuego, auxilio, fuego, por mero sentido común, sobra decirles que la mujer gritaba mentiras, pues es bien sabido que cuando una mujer, comienza a gritar fuego, es por que esta siendo violada, cuando pides auxilio, nadie acude, pero si gritas fuego, la gente acude corriendo; además el olor a chamuscado no se detectaba, a pesar de que los gritos se escuchaban cerca, fuertes y claros.

Esa era mi señal.

Sonriendo como pocas veces en mi vida, dejé lo que estaba haciendo, me levanté de donde estaba, y así, sin más, me marché. Seguí el sonido de los gritos, los cuales me llevaron a una especie de callejón o callejuela, sucia y grafiteada, donde un gañan intentaba violar a una mujer, con los pantalones abajo, ella contra la pared, gritando desesperada, mientras el le lamía el cuello, tenía un cuchillo contra su garganta, justo en la yugular. Vi todo esto de lejos, y me acerqué, no sabía que sentir, me causaba mucha risa el ver al tipo con los pantalones abajo, y mucho asco a la vez, me encabronaba que intentaran violar a la tipa, pero su llanto y sus gritos me desesperaban, quería callarla a como diera lugar.

Ninguno de los dos sintió o escuchó mi presencia al llegar, pues seguían en lo suyo. Entonces, me acerqué en silencio al hombre, y así, calladamente, lo golpeé en la entrepierna mientras me daba la espalda, así, con los pantalones abajo y los huevos al aire, inmediatamente cayo al suelo, solto el cuchillo y se dobló de dolor. Fue delicioso. La mujer seguía pegando de alaridos, entonces me llevé el dedo índice a los labios indicándole, que por favor, por vida suya, se cayara el hocico, y lo hizo, dejó de gritar por fin. Acto seguido de callar a la tipa, continué con el tipo, no recuerdo su cara, sus facciones, ni recuerdo si era gordo o flaco, solamente recuerdo una silueta retorciéndose de dolor en el suelo; tomé el cuchillo que tiró, ya con el en mano, seguí pateando al tipo, hasta dejarlo inconsiente, después, evocando toda ecuanimidad, le corté los testículos. La mujer gritó horrorizada por mi acción, y le di un buen chingazo que la noqueó y probablemente rompió su mandíbula, pues escuché el sonido al conectar el golpe y la tipa cayó de bruces sin meter mano, obviamente se dio en la cara, si mi golpe no rompió su mandíbula, la caída seguramente lo hizo, respiré aliviado, al menos así se callaría de una vez por todas.
Como el tipo se estaba desangrando y la mujer estaba maltrecha, decidí poner fin a su sufrimiento, tanto el de el como el de ella, pues el hombre no toleraría vivir sin sus tanates, y la mujer no podría volver a mamar pito como dios manda, decidí entonces cortarles el cuello a los dos. Y me sentí bien, magnánimo, y hasta de buen humor, de la manera como se debe sentir Dios cuando mata a alguien.

Después de ese breve momento de quietud, busqué en los bolsillos del gañan y en los de la tipa, en los de él, encontré efectivo, condones -siempre hay que prevenir- una pistola calibre .44 cargada y con un clip aparte, un ladronzuelo seguramente, la mujer en su bolsa traía maquillaje, papel higiénico, su cartera, dinero incluido, un spray de pimienta -que, tristemente no supo usar- y un dildo, a la morra le gustaba divertirse, ni quien la juzgue.
Tomé la pistola y me la puse en el pantalón atras, como en las películas, tomé el clip de la pistola, el cuchillo, el dinero de los dos, el papel higiénico y el dildo -hey, uno nunca sabe cuando se puede necesitar un dildo-.

Abandoné los cuerpos y seguí mi camino, caminé muchas cuadras, no sabría decir cuantas y entré a una tienda de abarrotes, el hombre me saludó cordial y yo no le respondí, no estaba de humor. Saqué un jugo del refrigerador y lo lleve para que lo cobraran: el precio a pagar era de 12 pesos, por un jugo mediano. Eso no está bien, es un robo, es un abuso aquí, allá y en todas partes, y esos abusos, no pueden permitirsele a nadie, así que saqué mi arma de atrás de mi pantalón, y apuntándole a la cara, le pregunté el precio de nueva cuenta. El encargado se sorprendió al ver el mountruo plateado y de un ojo que cargaba en mis pantalones, pero eso no evitó que me diera el mismo precio, 12 pesos. Hizo que me molestara, y jalé el martillo del arma sin dejar de apuntar, y pregunté de nuevo el precio. El hombre tragó saliva, y con voz temblorosa musitó algo así como... diez, o algo así, perdonden, pero no alcanzo a recordarlo claramente. Lo que sí recuerdo fue que había bajado el precio del jugo, pero no lo suficiente, pues diez pesos es un precio igual de alto para un juguito mediano de 6 pesos máximo, apreté el gatillo del arma, que hizo un ruido espantoso y dejo un penetrante olor a quemado. Dejé al tipo sin cara, en su lugar, en la pared, estba una obra de arte abstracto color rojo y rosado, con líneas, curvas y puntos en la pared, 'action painting' diría alguien por ahí, lo cual me hizo sonreír y decir algo asi como... kandinsky me la pela... después tome mi jugo, lo limpié pues se habia salpicado de sangre y salí tranquilo y sonriente del local.

Me tome mi jugo en tres tragos, calmando mi sed al instante, y guarde la botella como recuerdo.

Seguí caminando sin dirección, sintiéndome perfecto, feliz, libre, ligero, vivo al fin. Quien te hable de la nímesis, de la catarsis, te dirá que es una forma de descargar sentimientos mediante el arte, yo digo que el que lo dijo no sabe nada. Uno sabe lo que es catarsis cuando mata al primer pendejo, lo reafirma al segundo y se libera al tercero. Eso, es catarsis -o nímesis, como quieran- y no las pendejadas que dicen por televisón o en los librajos esos de arte y las arañs, con fotos de artistas conceptuales, cubistas, realistas con cara de constipados, de incomodidad.
Pero eso no importa, continúo, seguí caminando y me cansé así que pedí un taxi, y di la direcció de casa de un tipo que se convirtió en mi enemigo hacía mucho tiempo, decidí irlo a visitar, el taxista me llevó, viajé en silencio todo el trayecto, llegamos a nuestro destino, pagué y el taxi se marchó, me acerqué a la puerta y toqué. La cara de sorpresa de mi enemigo al abrir fue perfecta para una foto: seguro no esperaba visita ese dia y mucho menos, esperaba que yo llegara a su casa a 'visitarlo'.

Sonreí ampliamente, el, obviamente, no; pues no se alegraba de verme, pero aún así me invitó a pasar. Pasé y me senté. Me ofreció algo de beber y le pedí whisky con hielo -realmente tenía ganas de uno- me lo sirvio y me sorrajó las pendejadas de regla como, que te trae por aquí, que ese milagro, que bien que vienes, me da gusto verte, hace años que no te veía, has cambiado, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla. Yo contestaba con monosílabos, y bebía mi whisky frío y delicioso, su sabor hacía camino en mi garganta y llegaba a mi estomago, que ardía de felicidad, prendí un cigarro, y le pedí un cenicero, el tipo se levantó, fue por el cenicero, y mientras estaba de espaldas, me levante sigiloso y le dí un golpe en la nuca, que lo dejo fuera de combate. Al despertar, se vio a sí mismo, desnudo, amarrado a la cama con sus corbatas baratas, con los ojos tapados y las piernas abiertas. Antes de que pudiera decir cualquier cosa, lo amordazé con un calcetín hecho bola en la boca. Para ese entonces el tipo sudaba copiosamente, de puro miedo y nerviosismo. Me serví más whisky y lo bebí de un sorbo, -agradecí ese último trago- luego, saqué el cuchillo del violador y comenzé a hacer pequeñas incisiones por todo su cuerpo, pobrecillo, gemía de dolor, cuando las heridas y mi aburrimiento eran suficientes, tuve una idea: decidí penetrarlo con el dildo de la mujer, y asi lo hize, acerqué el dildo a su ano, y sin previo aviso, lo embestí. Los gemidos aumentaron exponencialmente, pero mi duda era si se trataban de gemidos de dolor, o de placer... introduje el pene de plástico lo más adentro que pude de una sola vez, con lujo de violencia, solo escuché un gemido prolongado que fue disminuyendo, hasta el silencio. Supe entonces que el pobre cabrón se había desmayado de nuevo y lo dejé descansar, la cama estaba empapada de sangre y sudor. Era graciosísimo verlo ahí, maltrecho, saboreando la fría y dulce venganza. Lo tenía ahí, indefenso, desangrándose, listo para morir. Listo para poder disfrutar de mi abuso a mansalva. Pero lo dejé así, de todas formas el flujo de sangre era demasiado, indetenible, era muy factible que no recuperara el conocimiento de nuevo. Lo deje ahí, tranquilo y apacible, recostado en su cama, desnudo, amarrado, con los ojos tapados por un trapo, con heridas por todo el cuerpo, un calcetín en la boca y un dildo en el culo.
y seguí mi camino.

Por cierto, me llevé el vaso con whisky de su departamento, pero lo tiré tiempo después, es molesto cargar un vaso de vidrio en el gabán.

Lo que sigue es más de lo mismo, mi furia, mi tristeza, mi impotencia, mi vida desperdiciada, descargados catárticamente sobre desconocidos y conocidos por igual.

Nunca me sentí mejor.

Recuerdo ese indigente que maté a golpes, maldito huevón, se veía fácilmente de mi edad, estaba sano, no le faltaba ningún miembro, solo estaba de huevón, no se le daba la gana de trabajar. Y eso me saca de quicio, así que, completamente fuera de mí le reventé la botella en la cabeza y con los pedazos que quedaron, corté una de sus manos, para que tuviera una buena razón para mendigar y dar lástimas.

Igualmente, recuerdo a unos cholillos, que, intentando asaltarme con un desarmador -increíble, un desarmador-, para 'bajarme' la 'feria' y después 'ganar' pa' su 'cantón'. Me vi obligado a coserlos a balazos, a los 4, en defensa propia; pues me podrían haber matado.
No tendrían más de dieciocho años, las cosas que se encuentra uno ahora.

Y no solo estan ellos, esa noche, cayeron en mis garras, muchas mas víctimas inocentes, algunos sin deberla ni temerla, otros por que me molestó algo de ellos, y otras, eso sí, por que se lo merecían.

Entre ellos estaba aquél pobre imbécil que conocí en la univerisidad. Era repugnante en su forma de ser, viviendo de la lástima, la pena y la compasión agena. Asqueroso, realmente asqueroso. Pero mala tarde, pues se encontró conmigo el mismo día de mi liberación, y si con alguien me pase de culero fue con el. Lo resumire rápido: lo saludé, lo invité a un bar de mala muerte, una vez ahí, le compré todo lo que quiso de beber, y le piché todo lo que quiso meterse, -cortesía de la violada y el gañan- entonces, punto pedo y drogado, me pidió que fueramos a cenar, fuimos caminando a una hamburguesería cercana pero antes de llegar, le ofrecí una última vianda: una jeringa llena de heroína. Y cuando digo llena, es Llena y no chingaderas. Toda la jeringa. El tipo no dudó un segundo, de hecho, me lo agradeció, murmurando algo como, gracias man, hace mucho que tenía el antojo... el junkie se sentó en plena acera, se arrancó una agujeta del zapato y se la amarró alrededor del brazo derecho, haciendo presión para saltar la vena, entonces con la mano libre llevó la jeringa llena de droga a su brazo, y presionó el émbolo hasta dejar la jeringa vacía, en menos de lo que dices "eres un pendejo y te odio", el tipo ya estaba en el suelo, con la jeringa todavía en el brazo, convulsionandose violentamente. Yo solo lo arrastré a un callejón y terminé de verlo morir. Era resistente el muy cabrón, duró como una hora batallando, pero ya le tocaba. Y no miento al decirles que este fue el último, él completó mi liberación, el que me hizo feliz, el que me hizo sentir cálido y completo. Tampoco es embuste si les digo que el pendejo hasta muerto se veía patético. Pero eso ya no importa.

Terminé mi odisea entonces, y llegué aquí. A donde estoy ahora. Escribiendo todo esto, en este blog. Para dejar constancia de esta noche, en la que me liberé, sintiéndome como nunca, mucho mejor conmigo mismo, más libre, más ligero, sin cargas, y, por primera vez en mi vida, libre, libre completamente. Les recomiendo que, cuando su vida deplano vaya mal, cuando los este llevando la chingada literalmente, en lugar de deprimirse, y renegar de Dios y de todos, maten a alguien, a quien sea, no hay nada más catártico que la muerte. Verdad de Dios.


¿O me equivoco Daniel?


Victa iacet Virtus.

jueves, mayo 12, 2005

Hemoglobina

Hemoglobina es el pigmento rojo de los ematíes. Esta constituida por la unión de un grupo prostético con una proteína, la globina. Se satura de oxígeno a altas presiones de éste en los pulmones y la libera a bajas presiones en los tejidos... En castellano: es la sangre. Snif, a mi me agrada la sangre, no como para cortarme con un cuchillo y comenzar lamer la herida... me agrada, nada más. La sangre se derrama con gran facilidad. Desde un corte leve con una hoja de papel hasta un balazo por ejemplo. Despues de la detonación y el contacto del proyectil, Immediatamente e irremediablemente comienzas a sangrar, pues el proyectil ha abierto un agujero en tu cuerpo, y la sangre, siempre presente en cualquier parte del cuerpo, comienza a derramarse, sin detenerse. Un proyectil de calibre 380, .45, .50, o 9 milímetros incluso son suficientes. Los humanos somos tan fragiles...

Fragilidad, esa palabra me agrada. Todos en algún momento mostramos fragilidad, sin excepcion, hay quienes la muestran a cada rato, hay quienes una sola vez en la vida te permiten ver ese lado de ellos. Yo no se a cual lado pertenezco. Si soy frágil siempre, es una descepción. No se debe mostrar fragilidad ante nadie, pues en ese momento permites que te humillen. Por eso hay que cuidar enfrente de quien muestras ese lado. Yo lo he mostrado muchas veces enfrente de mis amigos. Ahora me pueden destruir, pues todo lo que digo o lo que hago o lo que pienso en esos momentos de fragilidad, son cosas que pueden ser usadas en mi contra. Pero como mis amigos rifan tan cabrón, dudo que lo hagan.

Destrucción. Es muy facil destruir. Cuesta mucho trabajo construir. Cuesta tiempo, ganas, sacrificio, sudor, sangre y lágrimas, incluso, algunas veces, cuesta dinero. Es un proceso largo, pero al final satisfactorio, pues al ver lo que has construido, al observar tu obra, se siente una extraña felicidad, una calidez deliciosa, una sensacion bella y reconfortante.

Construir es bello, pero complicado a la vez. Por el contrario, destruir es simple. Es cuestión de pulsar el botón correcto para que todo lo arrastre la chingada. Todos tenemos ese botón. Hay quienes lo usan seguido, pues destruyen muchas cosas que traen consigo, para no cargar con tanto en su alforja y poder caminar ligeros por la vida, sin problemas, compromisos o quereres más allá de los necesarios. Otros casi nunca apretamos ese botón, a menos que sea muy necesario o que la vida nos obligue a hacerlo, lo cual no es seguido. Es raro, pero de vez en cuando sucede. Muchas veces se nos obliga a oprimír ese botón, a destruirlo todo. En un santiamén, todo se pierde. Es en ese momento, ese instante despuós de la destrucción, cuando constatas lo que ha pasado, si bien te sientes más ligero, más libre, la horrible sensación de vacío, de ausencia, de la presencia de algo que estaba y ya no, surge abruptamente y cuesta mucho trabajo ahuyentarla, como el polvo, que aunque a veces no lo veamos, sabemos que siempre está. A mi me falta algo, y ya no se que sea, o es. Ayer pensaba que me faltaba amor. Que necesitaba que alguien, no alguien, sino la persona a la que amaba, me amara, me correspondiera, para asi ser feliz, para estar completo de una vez por todas... Fue entonces cuando tuve que despertar, cuando fui arrojado violentamente de nuevo a la realidad, triste y fría. Y sin llorar ni patalear, con la vida forzando mi mano cotra todo, me obligó a presionar el botón de destrucción, como en otras ocaciones. Y ahora, ya no hay nada. De lo que alguna vez estuvo erigido ahí: un espléndido castillo esperando por la princesa que lo habitara, solo quedan polvo, piedras y algunas ruinas: los recuerdos. Los recuerdos, buenos y malos, más buenos que malos -al menos eso quiero creer-, son lo único que prevalece, y todo lo que me queda.

Para algunas personas, los recuerdos son lo único que tienen. Viven de recordar aquellos tiempos en que eran felices: la infancia, la juventud, la etapa adulta, el primer beso, el primer amor, el primer encuentro sexual. Cada anégdota, tan única, colorida, llena de olores, sensaciones y, algunas veces, sabores, tienen un lugar preponderante en la memoria. Pero, para nuestro pesar, las cosas malas se encuentran, no hay que buscarlas mucho, tampoco se batalla. Pues todas las pérdidas, decepciones, despilfarros y malgastos, ahí se encuentran.

Todo lo que llegaron a construir lo recuerdan. Para luego pulsar el botón por alguna razón y dejar que la destruccion arrase con todo. La destrucción, también se recuerda, y con mucha mayor facilidad. Los seres humanos tenemos algo de costructores en nosotros y mucho de destructores también. Por eso existen tantas personas a las que les gusta recordar. Y lo aplican seguido, quieran o no. Son fácilmente detectables y más comunes de lo que se piensa. Pueden detectarse en cualquier lugar, solo es cuestión de saber buscarlas: son aquellos que, repentinamente, se distraen en un punto cualquiera en el espacio, con la mirada perdida, absorta en la nada, y, en medio de esa breve, brevísima, abstracción, sonríen derrepente, ríen o derraman una lágrima, indetectable a primera vista, pues la remueven rápidamente, para no traicionar su imagen de ecuanimidad exterior o para que no se les corra el maquillaje. En este rubro entramos casi todos, pues gozamos de la capacidad cerebral de recordar, de guardar aquello hermoso o terrible y dejarlo salir en el momento menos pensado.

El recuerdo está en cada esquina, en cada banca, en cada lugar y pieza musical. El recuerdo te sigue a donde vayas, esta a flor de piel. Y para bien o para mal, nunca puedes huir de el.


Pfff, que mamada.


Victa iacet Virtus.

martes, mayo 10, 2005

El dice/Ella dice


El diario de Ella.

El sábado por la noche lo encontré raro. Habíamos quedado en encontrarnos en un bar para tomar una copa. Estuve toda la tarde de compras con unas amigas y pensé que era culpa mía porque llegué con un poco de retraso a mi cita, pero él no hizo ningún comentario. La conversación no era muy animada, así que le propuse ir a un lugar más íntimo para poder charlar más tranquilamente.

Fuimos a un restaurante y él se seguía portando de forma extraña. Estaba como ausente. Intenté que se animara y empecé a pensar si sería por culpa mía o por
cualquier otra cosa. Le pregunté y me dijo que no tenía que ver conmigo.

Pero no me quedé muy convencida. En el camino para casa, en el coche, le dije que lo quería mucho y él se limitó a pasarme el brazo por los hombros, sin contestarme. No sé cómo explicar su actitud, porque no me dijo que él también me quería, no dijo nada y yo estaba cada vez más preocupada.

Llegamos por fin a casa y en ese momento pensé que quería dejarme. Por eso intenté hacerle hablar, pero encendió la tele y se puso a mirarla con aire distante, como haciéndome ver que todo había terminado entre nosotros.

Por fin desistí y le dije que me iba a la cama. Más o menos diez minutos más tarde, él vino también y, para mi sorpresa, correspondió a mis caricias e hicimos el amor. Pero seguía teniendo un aire distraído.

Después quise afrontar la situación, hablar con él cuanto antes, pero se quedó dormido. Empecé a llorar y lloré hasta quedarme adormecida.

Ya no sé qué hacer. Estoy casi segura de que sus pensamientos están con otra.

Mi vida es un auténtico desastre.

El diario de El.

Hoy la Selección perdió. Al menos me eché un palito.


Juar.



Por cierto, aprovecho este espacio para felicitar a todas las mamás y a las mamacitas en su día. Jefa[sacando el violín]: Felicidades, gracias por todo . Dulce y todas mis amigas: felicidades mamacitas.



Victa iacet Virtus.

lunes, mayo 09, 2005

Aprendiendo

Para que nos hacemos pendejos. Este blog esta en franca decadencia. Me caga, me falta inspiración, tengo historias, cuentos sin terminar, nada más mascándolos, rumiándolos cual vaca.

Mayo nunca ha sido un mes productivo, aunque, en realidad ¿que importa?.

Dejo esto aquí, como excusa a mi mismo, como disculpa a mi pereza, y como motivo de inspiración.

Venga pues.


Después de un tiempo,

uno aprende la sutil diferencia

entre sostener una mano y encadenar un alma,

y uno aprende que el amor no significa acostarse

y una compañía no significa seguridad,

y uno empieza a aprender..



que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,

y uno empieza a aceptar sus derrotas

con la cabeza alta y los ojos abiertos,


y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,

porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes..

y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. [snif, perdón.]



y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado,

hasta el calor del sol quema.

así que uno planta su propio jardín

y decora su propia alma,

en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.




y uno aprende que realmente puede aguantar,

que uno realmente es fuerte,

que uno realmente vale,

y uno aprende y aprende..

y con cada día uno aprende.



con el tiempo aprendes que estar con alguien

porque te ofrece un buen futuro significa que

tarde o temprano querrás volver a tu pasado.



con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz

de amarte con tus defectos sin pretender cambiarte,

puede brindarte toda la felicidad que deseas.



con el tiempo te das cuenta de que

si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad,

irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.



con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados,

y que el que no lucha por ellos

tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.



con el tiempo aprendes que las palabras dichas

en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste,

durante toda la vida.



con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera

lo hace,
pero perdonar es sólo

de almas grandes.




con el tiempo comprendes que si has herido

a un amigo duramente, muy probablemente la amistad

jamás volverá a ser igual.




con el tiempo te das cuenta que

aunque seas feliz con tus amigos,

algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.



con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia

vivida con cada persona

es irrepetible.



con el tiempo te das cuenta de que

el que humilla o desprecia a un ser humano,

tarde o temprano
sufrirá las mismas humillaciones o desprecios

multiplicados al cuadrado.




con el tiempo comprendes que apresurar las cosas

o forzarlas a que pasen

ocasionará que al final no sean como esperabas.



con el tiempo te das cuenta de que en realidad

lo mejor no era el futuro,

sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.



con el tiempo verás que aunque seas feliz

con los que están a tu lado,

añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo

y ahora se han marchado.



con el tiempo aprenderás que

intentar perdonar o pedir perdón,

decir que amas,

decir que extrañas,

decir que necesitas,

decir que quieres ser amigo,

ante una tumba,

no tiene ningún sentido.



pero desafortunadamente, sólo con el tiempo..




Jorge Luis Borges


¿Quiubo?


Gracias a dulce por rolar este poema.


Victa iacet Virtus.